Los coches eléctricos no tendrán una presencia relevante en el mercado, al menos hasta 2020. La evolución tecnológica predominante en los concesionarios para los próximos 10 años girará en torno a los motores de combustión interna y sus mejoras incrementales, pero la «revolución eléctrica» tendrá que esperar.
Esta es una de las conclusiones que se desprenden del informe «Global autos: don’t believe the hype – analyzing the costs & potential of fuel-efficient technology» que se podría traducir como «Automóvil global: no se crean la propaganda – analizando los costes y el potencial de la tecnología de eficiencia energética» realizado por Bernstein y Ricardo.
La principal razón para esta predicción de la línea evolutiva del mercado, como ya comentábamos en un post anterior sobre el tema, es el coste astronómico de las baterías a día de hoy y la lenta evolución descendente de ese coste que se puede predecir con la información actual. La distancia con un motor de gasolina es enorme y la velocidad de acercamiento será lenta.
Así las cosas, lo que podemos esperar a 10 años vista es una profundización en el downsizing actual, con motores de combustión más y más pequeños y eficientes. La tecnología start&stop se extenderá prácticamente a todos los modelos dado su elevado ratio coste-beneficio, llevando su presencia a casi la totalidad del mercado hacia 2020.
Otras evoluciones técnicas más que previsibles girarán en torno a los turbocompresores, compresores volumétricos, sistemas de admisión de inyección directa en diésel (common rail de alta presión) y gasolina, sistemas de escape y catalizadores. El avance de estos elementos en conjunción con mantener el motor de gasolina inmóvil cuando el vehículo se detiene (start&stop) tiene un potencial holgado para superar las normas anticontaminación más exigentes en el futuro visible a día de hoy.
Otro elemento muchas veces subestimado que puede contribuir en gran medida a la reducción de consumos y emisiones son las transmisiones, concretamente las de doble embrague, las de variador continuo (algo grimosas, pero altamente eficientes) y otras evoluciones con alto grado de automatismo que superan con mucho la efectividad del conductor medio y en muchos casos la de cualquier conductor humano.
Por supuesto, la reducción de masa desplazada y las mejoras aerodinámicas jugarán también un papel decisivo, después de haber pasado lamentablemente desapercibidas desde hace bastante tiempo. En las últimas dos décadas resulta difícil encontrar un modelo que no pese más que su antecesor, aunque esta tendencia está empezando a invertirse. Ya era hora.
El papel del motor eléctrico en el medio plazo
¿Dónde queda el motor eléctrico en todo esto? Pues los vehículos eléctricos puros estarán en constante evolución y ocupando nichos de mercado pequeños, mientras el coste de las baterías no se reduzca muchísimo. Sorry Nissan-Renault.
La hibridación sí jugará un papel algo más relevante (siempre según Bernstein y Ricardo) en el futuro inmediato, pero empezando por modelos con baja autonomía eléctrica (pocas baterías – coste asumible) enchufables o no. Es decir, como un apoyo a la eficiencia del motor principal, siempre diésel o gasolina, en la próxima década.
La barrera que impide una transición más rápida hacia alguna modalidad de coche eléctrico más o menos puro es el coste para el usuario y las limitaciones que implica y seguirá implicando. La escalada de precios del petróleo tendría que ser brutal para situar en un plano de comparabilidad a los coches que queman oro negro con cualquier eléctrico razonable.
Finalmente, sólo las ayudas de los diferentes gobiernos en conjunción con la pérdida que todavía están dispuestos a asumir los fabricantes en cada eléctrico que venden, han podido hacernos pensar que la equiparación no está tan lejos pero, según este profundo estudio, esto es sólo un espejismo muy alejado de la realidad.
Algunas veces, el futuro no es lo que parece.
Fuente: «Global autos: don’t believe the hype – analyzing the costs & potential of fuel-efficient technology» – Bernstein Research & Ricardo – Informe impreso.
En Tecmovia: El futuro del coche eléctrico, hoy