Ahora sí que sí, el punto y final al incidente relacionado con el incendio del Chevrolet Volt en las instalaciones de la NHTSA, finaliza con un comunicado por parte de la entidad, aludiendo a que el eléctrico de rango extendido no alberga un riesgo mayor de incendio que cualquier otro vehículo que en su interior ubique un depósito de combustible.
El comunicado revela, que tras los pertinentes análisis llevados a cabo desde que comenzar la investigación formal en Noviembre del pasado año, la agencia estatal de tráfico ha repetido las mismas condiciones que provocaron el primer incendio, encontrando distintos resultados en cada uno de los casos. Eso sí, el comunicado también revela la creación de un protocolo post-accidente para este tipo de vehículos y define como un aporte extra de seguridad a los refuerzos que aplicará General Motors a partir de ahora en todos los Volt.
Con la clausura del caso por parte de la NHTSA, tan solo queda esperar a que las aguas turbias vuelvan a su cauce original. Sin embargo, General Motors todavía no ha emitido un comunicado oficial respecto al anuncio por parte de la agencia de tráfico estadounidense. Lo cual podría estar motivado por una postura de recelo debido al daño causado a la imagen del fabricante.
Lo que sí está claro, es que el daño causado va a ser irreparable por mucho que ahora se apresuren en admitir lo seguro que es el Volt. Con una campaña de dudas e inseguridades relacionadas con incendios post-choques, la confianza de los usuarios y posibles compradores quedó bajo mínimos en bastante poco tiempo, y eso, ni si quiera el tiempo lo cura.
Quizás, lo único bueno que pueda sacarse de todo este asunto, más conocido como «Voltgate», es la rápida respuesta de General Motors y el abanico de opciones que han encontrado los que en ese momento ya eran propietarios de un Chevrolet Volt: opciones de recompra, sustitución del vehículo por otro modelo y una solución en forma de rediseño en tan solo 10 semanas desde que se dio a conocer el suceso.
Fuente: Automotive News
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