Nadie podría llevarme la contraria si digo que uno de los elementos que más ha evolucionado en la última década en la industria automóvil es el de la transmisión y las cajas de cambio. Básicamente la renovación de los dispositivos existentes se ha debido a dos de las motivaciones más importantes que mueven a la industria del automóvil hoy en día: la mejora del confort y la eficiencia energética.
Aquellos antideluvianos e incómodos cambios manuales y aquellas ineficientes cajas automáticas con acusados tirones en la transición entre marchas, ya son historia. Tanto que hoy en día no podríamos ni simplificar y categorizar la oferta existente en el simple hecho de que uno u otro cambio requiera de la acción del conductor para subir y bajar de marcha. Hoy por hoy existen cambios manuales, automáticos con selección manual de marcha y manuales que automáticamente cambian de marcha. Si añadimos a eléctricos e híbridos en el juego, las posibilidades seguirían aumentando.
No pretendo aburrirles con todos los pormenores técnicos sino ofrecerles una visión rápida y simplificada de las alternativas existentes en los próximos años en el mercado y de las probabilidades de que su próximo vehículo equipe uno u otro cambio.
Cambios manuales: una especie en extinción
La evolución del mercado vaticina que el final de los cambios manuales, puros, se acerca. Es cuestión de tiempo que la eficiencia, la comodidad e incluso el coste cada vez más bajo de los nuevos cambios automáticos y pilotados acaben con el tercer pedal izquierdo de nuestro coche. En los últimos años hemos asistido a una renovación lenta pero sin pausa que ha propiciado la introducción de una sexta marcha que en casi todos los casos tiene como única finalidad la de ajustar el régimen del motor al ritmo que habitualmente llevamos en autovías y autopista para optimizar los consumos en estas condiciones.
Porsche habría ido aún más lejos en sus pretensiones. Tal vez la pasión de su clientela más fiel haya sido el motivo que ha animado a Porsche a mantener el cambio manual y exprimir su eficiencia empleando, ya no seis, sino siete marchas para reducir los consumos a velocidades de carretera. Aún así el consumo del cambio manual sigue siendo tres décimas más alto que el del avanzado cambio PDK.
Es duro reconocerlo. Pero muy probablemente los cambios manuales acaben siendo en cuestión de años una porción marginal del mercado, reservada prácticamente a aquellos nostálgicos que siguen disfrutando engranando marchas manualmente. Hoy por hoy es difícil, incluso, encontrar deportivos de altas prestaciones que conserven un cambio manual.
Cambio manual pilotado: una solución sencilla pero no la más óptima
Una de las soluciones que tradicionalmente se han empleado para ofrecer un cambio automático, o pseudo-automático, es el denominado cambio manual pilotado. Básicamente la estructura es la misma que en un cambio manual tradicional, la diferencia es que el cambio cuenta con un dispositivo hidráulico asistido por un ordenador que le indica el momento oportuno para cambiar de marcha. De esta forma el cambio entre marchas se produce de forma automática y sin ninguna intervención del conductor. Obviamente este tipo de vehículos carecen de embrague.
Aunque sean una rareza, incluso existen vehículos denominados también semi-automáticos que prescinden de pedal de embrague pero siguen requiriendo la acción del conductor para engranar las marchas.
La mayor ventaja de este tipo de cambios es que son relativamente sencillos, la transición entre marchas es rápida y se puede decir que su fiabilidad es bastante alta. Aún así la transición entre marchas cuando se impone un ritmo alto es algo brusca y no cuenta con la eficiencia de otros cambios más avanzados.
Cambio de doble embrague: dos cambios, a falta de uno
El turismo de gama media-alta, o al menos aquel que busque un equilibrio óptimo entre confort, prestaciones y consumos, está llamado a emplear la solución que más se adecua a la demanda de su cliente y sin duda esta es la del cambio de doble embrague. No entraremos en detalles muy técnicos, basta mencionar que estructuralmente es muy similar a cualquier cambio manual tradicional. La diferencia la marca el hecho de contar con un sistema de engranajes y embrague por duplicado. Un embrague se encarga de las marchas pares y el otro de las impares.
El contar básicamente con dos cajas de cambio funcionando a la vez nos garantiza que la transición entre marchas, siempre de una par a una impar, puesto que esta se produce siempre de manera secuencial, es más rápida y óptima que la aproximación existente en un cambio manual. Por supuesto tiene sus inconvenientes. La caja de cambios perfecta no existe. Es relativamente pesada, comparada con otras soluciones, voluminosa y dada su complejidad por lógica siempre será más cara.
Cada fabricante tiene su propia denominación comercial. Por ejemplo el Grupo Volkswagen ha extendido a casi toda su gama de productos un cambio de doble embrague de este tipo que dependiendo de la marca se denomina DSG, S Tronic, PDK (Porsche)…
CVT: la alternativa del eficiente utilitario del futuro
Uno de los sistemas de cambio automático más populares es sin duda el CVT, o transmisión variable continua. Estructuralmente se basa en un sistema de engranajes cónicos o toroidales que permite un cambio dinámico de relaciones de cambio. Básicamente se podría entender como un sistema flexible que no se encuentra limitado por las cinco o seis marchas típicas en un cambio manual.
Se trata de un sistema muy eficiente, puesto que adapta el rendimiento del cambio a las necesidades del conductor atendiendo a parámetros como modos electrónicos de conducción o la energía con que se pisa el acelerador, y a la vez es relativamente económico, compacto y ligero. Además hoy por hoy es una de las soluciones más suaves y confortables que existen. Sin duda el futuro de los cambios automáticos en pequeños turismos, vehículos urbanos y económicos, está en el CVT.
Tal vez el mayor defecto (y la mayor virtud) del CVT esté en su extrema suavidad y en los límites del par transmitido del motor al eje encargado de traccionar. Imagínense acelerar, que el coche vaya ganando velocidad y que en ningún momento se produzcan los tirones y las diferencias de potencia típicas al cambiar de marcha, vaya, como despegar en un avión. Esa sensación es la típica que viviríamos en un coche eléctrico. Pero el conductor sigue esperando inconscientemente un pequeño tirón que le indique que está en plena aceleración.
Muchos cambios CVT tratan de simular ligeramente ese pequeño tirón o incluso de ofrecer cambios pseudo-manuales pilotados desde levas para fingir unas sensaciones deportivas que en definitiva con un sistema de esta índole es bastante difícil de conseguir.
En resumen: dime que coche buscarás en el futuro y te diré que cambio equipará muy probablemente.
Fotografías: Citroën | Kircher-Burkharde | Porsche | Volkswagen
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