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Los coches eléctricos y su aceptación en el mercado: factores psicológicos

Cerrando esta especie de trilogía sobre las barreras que han de superar los coches eléctricos para lograr una aceptación masiva en el mercado, que comenzó por sus costes asociados y su usabilidad/practicidad, hoy nos centramos en los factores psicológicos que alejan a este tipo de vehículos de nuestros garajes.

Cuando hablamos de factores psicológicos, nos estamos refiriendo a consideraciones intangibles como la aversión hacia nuevas tecnologías, la incertidumbre asociada con su uso y coste a largo plazo o el estatus social que otorgan estos coches a sus propietarios.

Si bien para los pioneros este es un potente elemento de atracción, estos sólo suponen un ínfimo porcentaje de la población total

Comenzando con la aversión a la tecnología novedosa, se puede afirmar que, si bien para los pioneros este es un potente elemento de atracción, estos sólo suponen un ínfimo porcentaje de la población total, mientras que la gran masa de consumidores lo que siente es un cierto grado de rechazo ante aquello que no conoce.

Este rechazo obedece, a su vez, a varios factores. Un factor objetivo de no aceptación en el momento inicial es el elevado número de incógnitas que se esconden tras una nueva tecnología, como sus costes reales de mantenimiento, el valor residual al cabo de cierto tiempo o la inexistencia de una amplia red de talleres en los que realizar reparaciones y mantenimientos. La fiabilidad promete ser casi imbatible, pero objetivamente es otra incógnita hasta que haya muchos circulando durante un cierto tiempo.

Lo importante sería que exista un cierto número crítico de eléctricos circulando por las calles para que el resto de la gente se los pueda plantear como alternativa real y atractiva

Otro factor objetivo de rechazo es la posibilidad de que esta nueva tecnología sea superada inmediatamente por otra aún más nueva (el efecto VHS-Betamax) que se extienda más rápidamente por algún motivo y nos deje en «fuera de juego» en el mercado con nuestro flamante vehículo nuevo y a la vez obsoleto. Ni siquiera es necesario que esa otra tecnología sea mejor en nada, simplemente que acierte a extenderse más deprisa.

Un fenómeno curioso en este campo es el llamado «Efecto vecino». Según algunos estudios llevados a cabo en relación con la aceptación de nuevas tecnologías, el gran público es reacio a dar un verdadero salto tecnológico mientras no lo hayan dado al menos el 15% de las personas de su entorno (sus vecinos). El atractivo de un tipo de vehículo depende, también, del número de veces que hayamos podido verlo e incluso probarlo para lograr asimilarlo y del perfil de usuarios que lo adopten y su estatus social percibido.

Este aspecto daría la razón a quienes defienden una introducción incentivada de los primeros miles de coches eléctricos, a costa de ayudas públicas y beneficios fiscales (que ya existen) en la adquisición. Lo importante sería que exista un cierto número crítico de eléctricos circulando por las calles para que el resto de la gente se los pueda plantear como alternativa real y atractiva.

El cambio de paradigma va a llevar muchos, muchos años al grueso de compradores

En el año 2008, la consultora Frost and Sullivan encuestó a algo más de 2.600 consumidores acerca de la probabilidad de que considerasen, para su siguiente compra de vehículo, diferentes sistemas de propulsión alternativa. Pues bien, 10 años después de su introducción en el mercado, sólo alrededor de 1/3 veían como probable o muy probable considerar la propulsión híbrida como alternativa. No se hablaba de comprar, sino sólo de considerarlos como opción a tener en cuenta. Sabiendo que el salto tecnológico con un eléctrico puro es infinitamente más grande, creo que está todo dicho.

En definitiva, como quiera que funcione la mente humana con respecto a los eléctricos, parece evidente que el cambio de paradigma va a llevar muchos, muchos años al grueso de compradores.

Fuente: «Global autos: don’t believe the hype – analyzing the costs & potential of fuel-efficient technology» – Bernstein Research & Ricardo – Informe impreso
En Tecmovia: Vehículo eléctrico: ventajas, inconvenientes y perspectivas de futuro [estado de la tecnología del automóvil] | Viviendo con un coche eléctrico (I): amor, curiosidad, Prozac y dudas | Viviendo con un coche eléctrico (II): vértigo

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David García Artés

David comenzó a trabajar en Diariomotor en junio de 2011, escribiendo artículos casi como hobbie, en lugar de ver la televisión después del trabajo. Poco a poco fue ganando responsabilidades, primero como coordinador editorial en Tecmovia, más tarde como probador (nunca ha dejado de serlo) y finalmente como Director General desde julio de 2020. Es economista (1998) e ingeniero (2011) de formación. Seguir leyendo...

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