La primera vez que probé un coche con «volante vibrador» lo primero que hice fue asustarme, ¿acaso he fastidiado el equilibrado de los neumáticos al pasar por encima de un bache? Ni mucho menos. Se trataba de un interesante y práctico sistema que ejerce una vibración de intensidad regulable sobre el volante para advertirnos de un cambio involuntario de carril. Un dispositivo que en esencia es bastante similar al que proponen la Universidad Carnegie Mellon y AT&T Labs, pero que en ese caso va dirigido a servir de interfaz entre el GPS y el conductor con un método intuitivo para palpar las indicaciones de la ruta del navegador.
Este dispositivo se compone de veinte motores de pequeño tamaño que instalados en el interior del aro del volante son capaces de ofrecer una serie de estímulos táctiles en forma de vibración que hipotéticamente deberían servir para indicarnos que dirección debemos seguir. Así por ejemplo una vibración de izquierda a derecha, en sentido de las agujas del reloj, nos indicaría que tenemos que girar a la derecha en la próxima intersección, si por el contrario esta fuera en sentido antihorario nos estaría indicando que el giro deberá efectuarse a la derecha.
Si en su día ya me sorprendió el aviso de cambio involuntario de carril con vibración en el volante, aún lo haría más en este caso. No obstante parece bastante obvio e intuitivo, lo suficiente como para que debiéramos darle un voto de confianza y pensar si en un futuro próximo tendrá alguna aplicación en modelos de producción.
El objetivo de este proyecto es disminuir las distracciones que sufrimos mientras conducimos. Un vicio habitual es aquel de desviar la mirada hacia la pantalla del navegador para comprobar las indicaciones, algo muy difícil de evitar en algunos casos incluso si estamos recibiendo las indicaciones narradas a un volumen aceptable. Ya se han aplicado otros sistemas bastante útiles como aquellos que proyectan las indicaciones sobre el parabrisas, o en el propio cuadro de mandos, que también requiere desviar la atención pero con consecuencias menos peligrosas.
Los estudios que han llevado a cabo revelaban que empleando este sistema los más jóvenes, con una media de edad de 25 años, eran los que mejoraban su atención en la carretera disminuyendo su distracción hacia el GPS en un 3.1%, lo cual tampoco es demasiado. Al contrario de los conductores de más de 65 años que apenas mejoraban su atención, no obstante para ellos resultan mucho más efectivas las señales acústicas, que mejoran su atención hasta un 4%.
Fuente: Autoblog en español
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