A los chicos del campus universitario de Georgia Tech no les gusta esperar el autobús, pero en lugar de quejarse a la compañía de transportes han decidido elaborar un algoritmo matemático que, basado en los datos posicionales del GPS, es capaz de equilibrar el tráfico de autobuses en cada línea. Lo que habría hecho cualquiera en su lugar, vamos.
La idea básica es sorprendentemente sencilla. En lugar de tener un número de autobuses circulando por una línea regular, en la que cada uno de ellos intenta cumplir un horario fijo de forma independiente, lo que intentan es mantener una distancia constante entre ellos en tiempo; de este modo, no se producen esperas excesivas en ningún punto del recorrido. Parece bastante lógico, pero vamos a darle una vuelta.
El sistema, elaborado por un equipo interdisciplinar de la universidad, cuenta con un GPS y un tablet en cada autobús. Su funcionamiento se basa únicamente en indicar a cada conductor el momento exacto en el que tiene que salir de cada parada. El objetivo del modelo matemático que los gobierna es que la distancia de cada autobús con el anterior y el siguiente sean iguales.
En un sistema tradicional de circulación de autobuses, todos intentan cumplir un horario. En el momento en el que uno de ellos tiene un problema y se retrasa, los que van detrás tienden a alcanzarlo, incrementando los tiempos de espera de muchas paradas, para llegar luego en un absurdo pelotón de transporte.
Reflexionando un poco, la conclusión es que un grupo de autobuses que cubren una línea intentando mantenerse equidistantes, funcionan como los eslabones de un cadena y circulan al ritmo del más lento de ellos. Cuando la alternativa es alcanzarse entre sí y dejar media ruta vacía, la mejora es sustancial.
Otra ventaja del sistema es que, cuando todo va bien, los tiempos pueden ser más rápidos que cualquier horario previsto porque los autobuses se limitan a ir lo más rápido posible sin acercarse ni alejarse, pero no intentan cumplir ningún horario.
Excelente.
Foto: Flickr de E01
Fuente: Autopia
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