La compañía francesa Eole Water ha presentado un prototipo de turbina eólica capaz de hacer dos cosas que podrían cambiar el futuro de millones de personas en el mundo: funcionar de modo totalmente autónomo en casi cualquier lugar y extraer hasta 1.000 litros/día de agua potable del propio aire allí donde sea instalada, todo ello sin emisiones contaminantes.
Cuando 3,6 millones de personas mueren al año por no tener acceso a agua potable, un invento de este tipo constituye una excelente noticia para la humanidad que merece al menos un cierto análisis técnico. Al mismo tiempo, nos invita a hacer una serie de reflexiones fundamentales sobre el mundo en que vivimos y la aplicación de tecnología a diferentes objetivos, como pueden ser la eficiencia energética, la guerra o paliar la miseria de otros seres humanos.
La turbina eólica Eole Water WMS1000: cómo funciona
El funcionamiento esencial de la turbina es sencillo. Lo «único» que hace es utilizar la energía eléctrica generada para obtener agua del aire ambiental, tal como lo hace un deshumidificador cualquiera que mucha gente tiene en su casa.
El principio físico en el que se sustenta es sencillo: cuando el aire se comprime, incrementa su temperatura y cuando se descomprime se enfría. Lo que hace un deshumidificador es comprimir el aire del ambiente y hacerlo pasar a alta presión por un radiador que baja su temperatura. A continuación se descomprime, con lo que su temperatura baja aún más y se sitúa por debajo de la del ambiente.
Cuando el aire pierde temperatura, es capaz de contener menos agua por unidad de volumen y el agua sobrante se condensa en forma de gotas, que pueden ser recogidas en un depósito. Cuando se utiliza este mecanismo para aprovechar el aire frío, lo llamamos aire acondicionado o nevera. Cuando se aprovecha para extraer el agua del ambiente, lo llamamos deshumidificador, aunque un aire acondicionado seca inevitablemente el aire que expulsa, realizando ambas funciones.
Esa es también la razón por la que en verano, los coches con aire acondicionado gotean agua. En ese caso, el agua que le sobra al aire enfriado no tiene un uso alternativo y se deja caer a la carretera. En la turbina Eole Water es el agua lo que nos interesa, con lo que se recoge cuidadosamente en un depósito de acero inoxidable y se hace pasar por una depuradora alimentada con la misma electricidad del generador, almacenándose hasta el momento de su consumo.
Todo el sistema está pensado para funcionar autónomamente en el medio de la nada. Sobra decir que no requiere de conexión a red eléctrica alguna para funcionar, aunque también puede actuar como generador eléctrico. Su mantenimiento es mínimo e incluso es plegable para que las revisiones se puedan hacer sin grúas, cuya disponibilidad en las regiones a las que iría destinado es más que dudosa.
En fin, todo está pensado para plantarlo en un lugar remoto y dar agua a una pequeña población. El único requisito indispensable es que haga viento regularmente.
Algunas reflexiones acerca del uso de la tecnología
La simplicidad técnica aparente del WMS1000 es notable. En esencia, estamos hablando de un deshumidificador de escala industrial alimentado por energía eólica con una pequeña depuradora y un depósito. Al margen de la elevada calidad de construcción requerida para que no falle y preserve correctamente el agua potable, no incorpora innovaciones revolucionarias, al menos en sus elementos básicos.
Dicho todo esto, nada más lejos de mi intención que quitarle mérito a este producto; antes al contrario, creo que es esperanzador que exista y este prácticamente listo para una producción en serie y su presentación solo puede ser calificada como ilusionante para el planeta.
Tampoco es un tema menor el hecho de que el agua dulce puede ser utilizada también para regar cultivos y que 1.000 litros de agua al día bien administrados, podrían llegar a alimentar o contribuír sustancialmente a alimentar a cientos de personas. Sobre todo si ponemos varios molinos a funcionar en paralelo, claro.
Millones de personas podrían tener acceso al agua potable en regiones remotas con la sola instalación de semejante ingenio, sin sufrir ni siquiera contaminación atmosférica a cambio. Pero una pregunta inevitable planea en el aire en todo momento en torno al molino… ¿quién financiará su instalación en lugares tan pobres que no tienen ni acceso a agua potable?
Es probable que el proyecto encuentre financiación en ubicaciones concretas, tal vez muchas (ojalá) y que un montón de gente pueda dejar de beber de los mismos pozos y charcos que su propio ganado, con las terribles consecuencias que todos conocemos. Lo que no creo que veamos es una financiación a escala planetaria de algo así (que costaría una diminuta fracción del presupuesto de defensa del mundo occidental). Es la eterna comparación, no sé si demagógica o no, que nos devuelve al círculo vicioso del egoísmo planetario.
Tenemos la tecnología ¿tenemos la solución?
No seamos ingenuos.
La tecnología existe y el desarrollo ingenieril que implica este invento es de un gran mérito. Sin duda había cuestiones importantes que resolver y seguro que no ha sido fácil depurar y aislar el agua potable en un artilugio de bajo mantenimiento y capaz de soportar condiciones meteorológicas extremas. Sin embargo, desde un punto de vista tecnológico, este producto podría haberse logrado hace décadas.
Mis abuelos tenían una nevera en su casa, ya en los años ’60. Los principios de funcionamiento de una nevera son los mismos que los de un compresor de aire y los mismos que sustentan el funcionamiento de este deshumidificador gigante. Si no se ha «inventado» antes una turbina similar es porque nadie consideró que fuese rentable la investigación que debería conducir a este resultado.
Por tanto, y en conclusión, la única pregunta que debe quedar satisfecha para saber si la turbina será instalada en uno u otro lugar del mundo, muera gente de sed o no, es si alguien está dispuesto a pagar la factura.
Y ese es el mundo en que vivimos.
Fuente: ALT1040 | Eole Water
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