Hace unos días hablaba de convertir un coche convencional a eléctrico un interesante proyecto del cual creo que merece algo más de atención y de reflexión personal, de una lectura de este proyecto – aventura tan interesante, alocado, y a la vez, porqué no decirlo, emotivo, ya que saca de una simple idea de una persona visionaria, una aventura digna de contar en el transcurso de cualquier café.
The H2 Project es el nombre que recibe este proyecto, el cual trata básicamente en recorrer la distancia que existe desde Buenos Aires, Argentina hasta Sacramento, California, en EE.UU., recorriendo el continente americano conduciendo un viejo Volkswagen Escarabajo para posteriormente convertirlo en eléctrico, intentando concienciar así a los gobiernos la necesidad de desarrollar este tipo de tecnología en masa.
La idea: convertir un coche de gasolina a eléctrico
El nombre del proyecto, H2, proviene de la formula química del hidrógeno, un tipo de combustible limpio en el cual se están depositando muchas expectativas respecto su uso en un futuro. La idea era poder transformar un vehículo para que funcionase con este tipo de energía, idea que posteriormente evolucionó y desembocó en el uso de un motor eléctrico. Su mentor trata así pues de encontrar el combustible más limpio, renovable, y económico disponible demostrando con este viaje que esto es posible.
La idea del proyecto la inicia Hugo Raulet, un joven de nacionalidad francesa que se traslada a Buenos Aires para iniciar allí su peculiar aventura, en donde iría conociendo a lo largo de los km. a bordo del viejo Volkswagen a los nuevos integrantes de viaje, formando un grupo variado de personas dispuestas a enseñar sus conocimientos en cada pueblo que fueran parando, intentando concienciar a las personas y niños dando charlas en las aulas de las escuelas de los distintos países o incluso en distintos clubes automovilísticos de las posibilidades reales del uso de energías alternativas como lo son el hidrógeno.
De ruta por América
Durante este proyecto, el viejo Volkswagen realizó un viaje desde Buenos Aires hasta Sacramento, California, en EE.UU, pasando por el sur de Argentina en Ushuaia y cruzando países como Bolivia o Perú y toda Centroamérica, si bien es en California donde finalmente el vehículo se convirtió a eléctrico. Cabe destacar de cualquier modo la labor social efectuada en las escuelas y demás instituciones en las que se transmitía la importancia de encontrar las fuentes alternativas y la necesidad de desarrollarlas.
Conversión a eléctrico de un viejo contaminante
El Escarabajo sufrió la completa transformación cambiando su típico motor bóxer trasero por un nuevo motor eléctrico, de similar potencia y prestaciones. Para ello compraron ellos mismos el material necesario y se pusieron manos a la obra.
En primer lugar había que retirar el motor entero, que estaba ya en unas condiciones bastante deficientes tras los km. que llevaba recorridos. Una vez quitado el bloque motor de la parte trasera, hicieron lo mismo con todos aquellos elementos que ya no iban a ser funcionales, ya que la idea elemental en este tipo de transformaciones es deshacerse del mayor peso posible en el vehículo para poder disponer así de mayor autonomía.
En el caso del Volkswagen, decidieron dejar el embrague original y utilizaron una placa adaptadora (2) para montar el motor eléctrico (1) en la caja de transmisión, un controlador, un cargador, un convertidor DC-DC para cargar la batería auxiliar (la que se utilizaba para encender el motor, las luces, los limpia-parabrisas y la radio), un contactor principal, un potenciómetro vinculado al cable del acelerador y, por supuesto, 8 baterías selladas 12v de AGM.
Utilizaron una placa de aluminio con la función de disipador de calor y en donde irían montados los distintos componentes físicos del sistema. El controlador (8) es el encargado de gestionar el correcto funcionamiento, es como el “cerebro” para que todo funcione correctamente. Iría situado en el centro del esquema y alrededor los distintos elementos. El controlador recibe la información a través de un potenciómetro (7) que es el que gestiona la aceleración del vehiculo. Al otro lado, se sitúa el cargador (4).
Los elementos más pesados como las baterías (3) van repartidas en el Escarabajo, 5 de ellas situadas detrás del asiento trasero y las 3 restantes en lo que era anteriormente el depósito de combustible, para hacer así un mayor reparto de peso (recordemos que el viejo escarabajo tiene su motor en la parte trasera con lo que es mas complicado poder disponer de un espacio útil) El convertidor (5) carga el sistema auxiliar (6) y el principal medio de contacto (9) aísla las baterías cuando la llave de encendido se apaga.
Las características finales del viejo escarabajo convertido son similares a las especificaciones originales, con una velocidad máxima de unos 112 km/h y con un coste total en la transformación de unos 7000€.
No sólo tecnología
Este proyecto pone de manifiesto la necesidad de desarrollar tecnologías alternativas en el campo de los combustibles y encontrar aquellas fuentes que sean lo mas limpias y eficientes posibles. Pero además del factor tecnológico, el factor humano de este grupo de personas en su afán de concienciar de la necesidad de esta idea, es cuanto menos, sorprendente y personalmente gratificante.
Este tipo de ideas, proyectos, viajes, etc. demuestran que las ideas que pueden ser en principio descabelladas, pueden tomar un rumbo factible, siendo la mejor manera de ser escuchadas mediante acciones como las de nuestros protagonistas. Es alentador ver cómo existen personas que luchan por ideales así, fuera de lo convencional y fuera de intereses económicos. Quizás podamos decir que todavía existen ideas que mueven montañas, en este caso particular, ideas que mueven viejos coches.
Fuente: theh2project
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