En un momento donde el mercado adolece de unas escasas ventas y donde la oferta abruma por contar con multitud de opciones, son pocos los que pueden permitirse cambiar de vehículo, aunque son muchos de los pudientes los que nadan en un mar de dudas. Hasta hace bien poco elegir más allá de diésel o gasolina era cuestión de preferencias, pero ahora pasar por la gasolinera deja un cierto escozor en nuestra piel por lo que detenerse a evaluar las opciones disponibles puede suponer un gran ahorro.
Principalmente hablamos de tres factores a considerar muy detenidamente antes de adentrarnos en recopilar folletos y patear concesionarios. En primer lugar deberemos de evaluar nuestro punto de partida, ya que si ya contamos con un coche, deberemos hacer números para observar si nos compensa la nueva compra. En segundo lugar encontraremos el coste de nuestra nueva montura, y no solo hablamos de la tarifa de la nueva adquisición, mientras que ya por último tendremos que considerar el verdadero uso y objetivos que tenemos en relación a las necesidades de movilidad.
Conociendo nuestro punto de partida
Para todos aquellos que no cuentan con un vehículo anterior, o éste definitivamente no puede hacer frente a las nuevas expectativas depositadas en él, este punto se resume en encontrar el vehículo perfecto. Sin embargo, dado el temido envejecimiento del parque automovilístico español, la amplia mayoría de posibles nuevos compradores ya cuentan con un vehículo del cual quieren desprenderse por infinidad de motivos, pero quizás el más importante ahora sea enfrentar en una balanza los costes de conservar nuestro viejo compañero o hacernos con la novedad.
Aquí podemos encontrar multitud de opciones según el estado de nuestro vehículo, y más aún según los requerimientos que vayamos a necesitar de éste a partir de ahora. Lo primero es ser francos y conocer las faltas y necesidades de nuestro actual vehículo: mantenimiento, posibles averías, impuestos, seguro, etc. Aunque sobre todo hablaremos de consumo, quizás el dato más llamativo aunque no por ello el que a la larga se muestra más decisivo. Debemos recordar que, en muchas ocasiones, sustituir un elemento de un vehículo de última hornada nos puede suponer llenar el tanque de nuestro antiguo vehículo en varias ocasiones.
La máxima que deberemos seguir será la de intentar poner al margen el momento más pasional, sobre todo si el objetivo es ahorrar. Posiblemente aquellos que guarden con mimo su vehículo no verán en la nueva compra una señal de oportunidad, pero hay que recordar que el futuro nos avisa con un estrechamiento bastante alto del uso de las mecánicas más convencionales: zonas delimitadas, impuestos para los más contaminantes… una serie de pegas que pretenden reducir la tendencia a envejecer del automóvil en España.
Microhíbridos: el primer paso en eficiencia
Hablamos de la opción más presente a la par que de la alternativa más barata, añadiendo además el punto de confianza de aquellos que se niegan a electrificar en exceso su vehículo. Los sistemas Start/Stop pueblan el mercado de automóviles, que junto con la frenada regenerativa y una creciente mejora en determinados detalles de equipamiento, han conseguido reducir los consumos y emisiones en bastantes enteros.
Las mecánicas gasolina son las que están experimentando una mayor evolución en la actualidad, desde las gamas más bajas podemos hablar de opciones que ofrecen consumos alrededor de los 5 l/100 Km. Por otro lado contamos con la alternativa diésel, que en este caso puede llegar a contraerse más allá de los 4 l/100 Km. Mejoras notables sin llegar a desembolsar un alto coste de primera de adquisición, un detalle que también se reflejará en el mercado de segunda mano, el cual agradecerá la llegada de este concepto ofreciendo aún más ahorro en la tarifa final
Mecánicas mejoradas, consumos reducidos y costes contenidos. Hablar de microhíbridos es hablar de la opción más sensata cuando no queremos afrontar un alto precio de adquisición, su uso será polivalente y adecuado para todo tipo de circunstancias, eso sí, conseguir los registros oficiales necesita de un periodo de adaptación en las labores de conducción eficiente.
Híbridos: mejor en ciudad, y aún más si son enchufables
Si el factor consumo es el que nos hace alejarnos del precio del vehículo, ojo con considerar esta opción más allá de ámbitos urbanos. La asistencia eléctrica es su principal bondad restando esfuerzo al motor de combustión, por lo que continuas paradas y tráfico son sus escenarios claves, afrontar una vía rápida nos penalizará con un consumo similar al de un motor de similares características sin hibridar.
Frente a los microhíbridos ofrecen una mayor capacidad de reducir consumos conservando cierto nivel de prestaciones (la eficiencia prima por encima de todo), a la par que son más factibles si de verdad queremos conseguir una media reducida. La opción de poder recargar sus baterías de manera externa puede marcar la diferencia al hablar de costes de amortización, sin embargo de nuevo será un elemento vital, el analizar nuestros hábitos de conducción y el uso que se le pretenda dar para reconocer si los híbridos son nuestra mejor elección.
Se rigen por un mayor precio de adquisición frente a los anteriores, un mayor nivel de eficiencia y, pese a lo que se pueda creer en un primer momento, la fiabilidad y compromiso de su sistema de propulsión está fuera de toda duda. Como en el caso de los microhíbridos, requieren de una reeducación de nuestra conducción para sacar todo el partido de esta opción, poder escoger la versión enchufable aumentará sus puntos positivos.
Eléctricos: una opción de futuro disponible ahora
El temido tiempo de recarga es el dato que aleja a la mayoría de compradores de esta alternativa de propulsión. Cierto es que hablar de recargas de seis u ocho horas eleva la desconfianza por motivos de disponibilidad, pero esta es la opción que más necesita del examen de nuestras necesidades. Modelos como el Renault Twizy pueden ser la opción perfecta para aquellos que con su autonomía pueden realizar el grueso de sus funciones diarias, dejando la noche para recargar tranquilamente su vehículo eléctrico.
El mercado pretende poblarse de esta alternativa de propulsión, a día de hoy encontramos varias opciones donde la autonomía no rebasa los 160 Kilómetros que a la postre pueden ser unos 120 con suerte. Un paso adelante para aquellos que quieren alejarse de las mecánicas convencionales, y con ello olvidarse de su tedioso mantenimiento y derivados… un punto importante que no adolecen tanto los eléctricos. Los descuentos empiezan a hacer acto de presencia y las ayudas incrementan el descuento, el eléctrico se hace interesante.
La clave de los desconfiados del vehículo eléctrico sera contar con un extensor de autonomía, un pequeño motor que nos confiera la capacidad eléctrica sin por ello sufrir su escasa autonomía o sus largos tiempos de recarga. El Opel Ampera es la opción más relevante en este sentido, aunque una vez su motor de combustión entra en funcionamiento, desaparece el codiciado ahorro en la práctica totalidad.
Conclusiones
La opción de escoger entre una alternativa u otra, o directamente no escoger, queda reservada a todos y cada uno de los que se planteen realizar una nueva compra. Recopilar el máximo de información y focalizar los objetivos que queremos cumplir nos evitará acarrear con una compra que no nos termine de convencer. Las claves son fáciles de adivinar antes de dedicarse a comparar: ¿Qué necesitamos? y ¿Qué queremos?
Dos interrogantes que deberemos de intentar conciliar aunque su naturaleza sea la de permanecer irreconciliables. Ahorro, prestaciones, necesidad, capricho… todos son conceptos que esculpirán nuestra decisión final, pero lo verdaderamente importante es que sea cual sea el motivo, dicha decisión nos haga estar un escalón por encima del momento de partida. Si algo posee el mercado automovilístico en estos momentos es una amplia variedad de opciones en todos los sentidos, encontrar la nuestra será solo cuestión de paciencia y saber qué buscar.
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