Nissan ha presentado en Japón una instalación de pruebas en la que un Nissan Leaf abastece de electricidad a un edificio administrativo durante las horas de máxima demanda energética. La idea es que el coche, conectado a la red, se recarge durante las horas de menor consumo, devuelva energía a la red en el momento de máxima demanda (y máximo coste) y se vuelva a recargar antes de su regreso a casa.
Podríamos considerarlo como un micro-ensayo de Smart Grid, un concepto con el que vamos a tener que familiarizarnos más pronto que tarde. En este caso, se trata de una franja horaria rígida y prefijada y no de un auténtico uso dinámico de la capacidad de carga, pero es interesante analizarlo como fórmula de ahorro energético y optimización de la red.
El experimento consiste en que un Nissan Leaf abastecerá con una potencia de 6kW a un centro administrativo municipal durante los meses de julio a septiembre y en la franja horaria de 13:00h a 15:00h. En ese intervalo de tiempo y en esos meses del año es cuando se alcanzan los picos de consumo energético en Yokosuka, ciudad donde se ubica el mencionado edificio, por la utilización intensiva del aire acondicionado.
El argumento es que en los momentos de máxima demanda energética, la red de generación ha de poner en marcha una mayor cantidad de centrales de generación, activando las formas más caras de producción que normalmente permanecen dormidas. La energía almacenada en las baterías del Leaf proviene de la propia red, pero ha sido acumulada en horario más barato. Cuando a la una de la tarde el coche comienza a abastecer al edificio, lo que se consigue es amortiguar o alisar los picos de demanda de la red (la pesadilla de los gestores de la energía) al tiempo que se genera un ahorro de costes.
Como conclusión podríamos decir que, ampliando este razonamiento a un supuesto parque móvil de miles de vehículos, sería posible utilizarlos como amortiguadores de la demanda energética, tanto más eficaces cuanto más numerosos. Si, además, existiese una comunicación en tiempo real entre la red y los coches para gestionar los ciclos de carga y descarga de forma óptima, se llegaría a la situación ideal del ya mencionado Smart Grid o «red inteligente».
Esto no sólo haría posible un gran alisado de picos y valles en el consumo energético, sino que también podría hacer mucho más fácil la «digestión» de los picos y valles de producción que generan las energías renovables. Todo esto nos lleva a un nuevo y potente argumento en favor del vehículo eléctrico, cuyo sentido económico como medio de transporte está todavía en cuestión frente a la propulsión convencional, pero cuyo sentido ecológico no debería estarlo.
Este pequeño y modesto proyecto, casi rudimentario se podría decir, puede considerarse como una de las primeras experiencias reales de intentos de ahorro energético y alisado de picos, tal vez el primero en Japón, que vendrán a confirmar el potencial del vehículo eléctrico como vital acumulador para la red de suministro.
Y que vengan muchos más.
Fuente: Green Car Congress
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