La falta de movilidad y autonomía personal que sufren las personas que se desplazan en silla de ruedas es un problema de todos. Primero porque todos somos posibles candidatos a vernos en esa situación en un momento dado y segundo porque con un mínimo de colaboración y conciencia del problema, éste se vería reducido drásticamente. Con todo, la posibilidad de conducir un coche convencional a través de adaptaciones no acaba de ser apta para todos los públicos y bolsillos por las limitaciones que se mantienen después de la transformación, especialmente para entrar y salir del vehículo.
Y ahí entra la propuesta de Kenguru. Se trata de un vehículo diseñado exclusivamente para ser conducido desde una silla de ruedas. La gran ventaja consiste en que no es una adaptación de un coche convencional, sino un vehículo eléctrico monoplaza diseñado desde un principio sin asiento, con una rampa de acceso trasera. No requiere carnet de conducir y se asimila a un ciclomotor en cuanto a posibilidades de circulación.
Con una velocidad máxima de 40-45 km/h y una autonomía de casi 100 km, este vehículo podría ser la solución al problema de autonomía que sufren inevitablemente muchos individuos que viven unidos a una silla de ruedas y que, por una razón u otra, no pueden manejar un coche convencional. La potencia de sendos motores eléctricos de 2 kW cada uno se transmite a cada una de las ruedas traseras.
Uno de los elementos que más llama la atención del Kenguru, aparte de su vocación exclusiva como transporte para minusválidos, es la ausencia de volante, que ha sido convenientemente remplazado por un manillar de motocicleta. Esto permite su conducción con un movimiento mucho más breve que el que exige dar vueltas a un volante, mientras que sitúa el acelerador en el puño y los frenos en sendas manetas. Problema de manejo y ergonomía resuelto sin pedales.
Con respecto al tema crítico del acceso, está pensado para aparcar de espaldas a la acera, siempre en batería, para lo cual cuenta con una longitud total de tan solo 2,15 m, apenas más largo que la anchura de un coche normal. Esto lo convierte en un aliado perfecto para el aparcamiento en ciudad, donde encontraremos espacio suficiente en casi cualquier sitio (otro aspecto fundamental para discapacitados, que podrán aparcar cerca de su destino más fácilmente).
El gran portón trasero se abre hasta el suelo pulsando un mando a distancia, desplegando simultáneamente una pequeña rampa que puede conectarse con la acera o con el nivel del suelo. La maniobra de entrada y salida no puede ser más sencilla.
Fabricado en Texas como heredero de un proyecto original fallido en Hungría, está construido sobre un chasis de acero y con carrocería de fibra de vidrio. Puesto que no se encuentra a la venta en España, no es posible dar una cifra concreta para su precio. Dicho esto, teniendo en cuenta su extrema simplicidad y tamaño, pero sin olvidar su exclusividad y su producción artesanal, no debería andar demasiado alejado del coste de un coche pequeño.
Ante una discapacidad severa, yo no he visto hasta ahora una solución mejor… y planean sacarlo con joystick en lugar de manillar (donde sea legalmente posible) para hacerlo todavía más universal.
Sí, planean venderlo en España. Excelente.
Fuente: Translogic | Kenguru
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