Al hilo de la actual campaña que está desarrollando la Dirección General de Tráfico para un mayor control y concienciación en las carreteras secundarias, se ha hecho público una propuesta que estaría barajando el organismo para de un modo u otro aumentar el diferencial que existe entre los distintos tipos de vías en materia de límites de velocidad. Argumentado por ello que no parece razonable el que entre carreteras y autovías apenas existan 20 Km/h de diferencia, siendo ambos tramos completamente distintos a la hora de hablar de seguridad.
Como idea general parece que hablamos del que podría suponer un importante cambio en las carreteras españolas, existen varias plataformas que apoyan las subida de los límites de velocidad en autovías y autopistas a 130 Km/h por poner un ejemplo. Sin embargo existe un matiz importante en esta declaración de intenciones, y es el hecho de que se quiere aumentar la diferencia entre límites y vías, ya sea aumentando el margen en vías rápidas, reduciéndolo en el resto de vías o implementando ambas acciones de manera simultánea.
La primera conclusión obvia que podemos extraer es que la iniciativa bien podría establecer una lógica limitación según la vía, dejando claro que no hablamos del mismo nivel de calidad de carreteras cuando abordamos la red nacional de carreteras, que las insfraestructuras de las que gozan los kilómetros de autovías y autopistas. Claro está que en ambos tipos de calzada podemos encontrar grandes deficiencias en algunos tramos, pero a grandes rasgos los 120 Km/h de una autovía no son comparables a los 90-100 Km/h que podemos encontrar en el resto de vías.
Haciendo un poco de memoria, todos podremos recordar la polémica bajada del límite de velocidad impuesto en 2011, una decisión controvertida que pretendía reflejar un ahorro del consumo de hasta un 15%, a día de hoy se sigue sin tener unas cifras claras del teórico ahorro que supuso a los usuarios de este tipo de vías, añadiendo un importante gasto en remarcar todas las señales por dos veces. Por ello, y amparándose en el teórico aumento de las emisiones y del consumo que supondría aumentar el límite en las vías rápidas, entra en juego la idea por parte de la DGT de que habría que evaluar el impacto ambiental de llevar a cabo un aumento del límite de velocidad.
A tenor de este dato podemos llegar a una reflexión de que aunque desde los distintos organismos se afirme que se están estudiando varias posibilidades, finalmente se hace difícil que la decisión pueda ver más allá de la reducción de los límites en las carreteras convencionales. Aún así existe cierto rayo de esperanza ateniéndonos a las palabras emitidas por el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, quien afirma que no ve razonable que en una autovía no se puedan rebasar los 120 Km/h, mientras que en las carreteras más peligrosas, este límite pueda llegar hasta los 100 Km/h.
Rápidamente han saltado miles de opiniones al respecto, siendo de interés especial la vertiente que propone que esta posible revisión de los límites responda a una obra de mayor envergadura, reforzando las cualidades de autovías y autopistas para hacer mas justificables los presuntos peajes que desde hace tiempo se mantienen en el aire. Aún tratando todas las posibilidades que barajan desde la DGT, hay que puntualizar que no existe ningún tipo de confirmación o decisión final al respecto, por lo menos por el momento. Seguiremos atentos para poder desgranar los entresijos que se esconden tras esta declaración de intenciones.
Fuente: Público
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