Vivimos en un mundo lleno de aparatos electrónicos y tecnología puntera que nos facilita las cosas en gran medida. Cada nueva generación de vehículos aparece con nuevas mejoras que hace de la anterior algo tosca o simplemente desfasada. Podríamos pensar que la evolución en los vehículos eléctricos ha comenzado tras el auge actual del precio del crudo, pero una vez más, la historia nos demuestra que el ser humano, puede llegar a tropezar en la misma piedra más de una vez.
Durante la primera crisis petrolífera en el año 1973, que sacudió de manera muy grave a todo el sector automovilístico y que cambiaría la manera de pensar y de producir vehículos, aparecieron ideas geniales y brillantes, como la de una empresa americana, Amectran, que ideó y produjo, aún con muchas dificultades e incluso amenazas y muertes por medio, el que estaba destinado a ser el primer vehículo completamente eléctrico.
Cuando la necesidad marca la idea
Corrían los años 1970, EE.UU estaba involucrada en la famosa guerra de Vietnam y la sociedad americana bebía literalmente petróleo. Desde el final de la 2ª Guerra Mundial, el crudo había sido el impulsor del crecimiento económico, siendo famosos aquellos años por el bajo precio del combustible, cuando literalmente el agua era más cara que el mismo crudo y se pensaba que aquello jamás cambiaría. La industria automovilística y la sociedad en general, basaban su vida en torno al uso, o más bien abuso, del oro negro.
Todo esto cambiaría finalmente cuando en 1973 se iniciase, tras una serie de factores complejos, la primera gran crísis del petróleo, que sumiría literalmente en el absoluto caos a una sociedad americana que tenía el petróleo como un cimiento sólido de crecimiento y dependían fuertemente del uso del mísmo. Aquella crisis, con las famosas imágenes de colas kilométricas de coches esperando para poder repostar, marcaría un antes y un después en la manera de pensar americana.
Pero no todo serían malas noticias a raíz de aquél famoso período, tan complicado para toda la sociedad americana. Hubo un grupo de personas que vislumbraron el futuro del vehículo, un vehículo que no dependiera del petróleo, el primer vehículo eléctrico 100%. El miedo a depender de otras potencias productoras de crudo influenció de manera decisiva en la idea de un vehículo así.
Amectran Exar-1
Edmond Xavier Ramirez es el mentor de esta idea. Consigue iniciar su particular proyecto, el Exar-1 sobre un diseño de Pietro Frua, inicialmente diseñado para BMW. Ramirez se hace con él para instalarle un motor delantero completamente eléctrico, con unas características técnicas muy avanzadas a su época e incluso muy respetables hoy en día (se hablaba de una autonomía de unos 160 km, cifra que fué confirmada en las posteriores pruebas de conducción). Entre algunas mejoras que disponía el modelo cabe destacar los frenos regenerativos de la marca Bendix que se instalaron en el Exar y unos neumáticos especiales de Goodyear (unos Goodyear HR 78-15″ de baja resistencia).
Aún con todos los inconvenientes y trabas que se encontraría por el camino, Ramirez inicia una gira, presentando el revolucionario modelo en el Salón de Roma de 1979, en el cual sería un éxito con más de 22000 pedidos. Las cualidades aerodinámicas del diseño de Pietro Frua (un cX de tan sólo 0,28) junto las muy buenas características técnicas del vehículo y unido al espíritu emprendedor de Ramirez (que contactaría con los famosos pilotos Juan-Manuel Fangio y Stirling Moss para realizar las pruebas del Exar-1 en el circuito de Brands Hatch) empezaban a molestar a los productores de crudo, que se fijaron inmediatamente en él.
El vehículo comienza su particular guerra por hacerse un hueco en una sociedad acostumbrada al uso del combustible fósil, que no lo ve como una alternativa viable. Además de esto, Ramirez comete unos errores que le iban a costar muy caros, el primero de ellos es iniciar este proyecto en Texas, su estado natal. Recordemos que Texas es un estado en el que el crudo literalemente movía (y sigue moviendo) todo, y un coche que pudiera no ser dependiente del crudo y viable técnicamente, podría acabar con mucho dinero proveniente del petróleo.
Los primeros incidentes serios ocurren en el Salón de Chicago donde Ramirez es agredido. Como si de una película se tratase, aquellos funcionarios que habían declarado a favor del proyecto, son inmediatamente despedidos de sus puestos de trabajo como represalia. A su vez, ocurre la sospechosa muerte de la Secretaria de Comercio, que le había estado ayudando en el proyecto. Ramirez tras ver el funesto panorama, decide realizar un acuerdo con China para así poder producir su coche allí, lejos de las presiones de su país natal. Como colofón a todo esto, en el traslado del coche, el cual es embarcado, desaparece en la aduana americana. ¿Coincidencia?
Un triste final
Así terminaría de manera tan triste el proyecto Exar-1, perdido y posteriormente recuperado en 1993 por la policía federal. Posteriormente el gobierno lo subastaría en 1997 donde sería comprado por un particular, que transformaría el vehículo con un kit de Porsche 944. Esta única unidad está actualmente en restauración, tras haberse vendido de nuevo en Ebay en 2004, por la irrisoria cantidad de 300 dólares, con el nombre de «BMW EXAR 1 1980», en un estado bastante descuidado y lamentable.
Una noticia con sabor agridulce, que nos debería hacer reflexionar si la industria del crudo realmente es la que decide o no si podremos de una vez dejar de ser dependientes de un producto, el crudo, que cada vez es más complicado conseguir y que de manera directa es responsable de la grave situación actual energética que pasamos hoy en día, con el monopolio ejercido y las presiones ejercidas a fabricantes o modelos como el Exar-1, un vehículo que de haber seguido su producción, podría haber marcado un antes y un después en la industría automovilística.
Fotografía: Alden Jewell
Fuente: Pietro Frua | blog.hemmings.com | Amectran Exar-1 | Amectran
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