Hace ya algún tiempo dedicamos aquí un artículo a analizar algunos aspectos en los que los coches eléctricos podrían cambiar importantes aspectos de nuestra cultura y del mundo que nos rodea. Uno de los más relevantes, aunque no de los más evidentes, es que las diferentes necesidades y condiciones de recarga de los eléctricos precisarían de un profundo cambio en la estructura de estaciones de servicio del territorio, y también un rediseño específico de las nuevas gasolineras o “estaciones de carga”.
De manera que un elemento tan arraigado en nuestra cultura y tan reconocible, la gasolinera, podría cambiar radicalmente de forma, de uso, de significado y, de paso, modificar el pasaje de nuestras carreteras y ciudades.
A finales del mes pasado Ferrovial instaló en Barcelona un aerogenerador que, además de crear electricidad, contiene un punto de recarga para coches eléctricos. Es el primer paso de un ambicioso plan que la empresa está abordando para incorporar tecnologías de ahorro energético a sus instalaciones y al abastecimiento de su flota de vehículos. Pero lo que a mi me interesa especialmente es hasta qué punto esta clase de instalación podría cambiar profundamente la idea que tenemos de una “estación de servicio” y cómo esta podría influir en el paisaje que nos rodea. ¿Se parecerán las nuevas fórmulas de recarga a nuestras actuales gasolineras? Dejad que me arriesgue: apuesto a que no.
De gasolinera a… ¿”electrolinera”?
Las gasolineras forman parte hoy de nuestro imaginario cultural. Si vamos por la carretera y vemos una gasolinera la distinguimos de una báscula de camiones, un restaurante o una nave agrícola. Pero eso no siempre fue así, y hubo que “inventar” la forma de las gasolineras. En este sentido casi siempre se suele recurrir al diseño “corporativo” de las gasolineras de Texaco que hizo en los años 30 Walter Dorwin Teague para señalar un punto de partida en el que las gasolineras encontraron su forma básica más o menos definitiva. Los postes de bombeo cubiertos por una gran pérgola y un pequeño habitáculo donde el gasolinero se refugia y donde, eventualmente, se puede tener un bar o comprar algunos artículos. Esos son los ingredientes básicos.
Entonces ¿Están buscando las “estaciones de recarga” eléctricas su forma en este momento? Lo cierto es que, por ahora, éstas no están asociadas a ninguna forma específica y esto se debe principalmente a dos razones: el hecho de que la mayor parte de la infraestructura
de recarga sea urbana, y que el parque móvil de vehículos eléctricos particulares sea todavía meramente testimonial. Pero, ¿qué pasará en el futuro? ¿serán los eléctricos suficientemente numerosos como para que las “estaciones de recarga” se desarrollen y encuentren sus espacios y sus diseños propios?
En la actualidad diversas empresas están diseñando sus propios sistemas de recarga pero, hasta la fecha, quizá han estado más volcados a puntos puntos destinados a usuarios particulares para ser instalados en garajes privados o colectivos, o en cualquier caso postes que sean colocados en la calle. Es el caso de Endesa con su oferta de infraestructuras de recarga. Pero hasta ahora apenas existen grandes estaciones de recarga colectivas que puedan ser propiamente equiparadas a las gasolineras, es decir, espacios que puedan servir a varios coches simultáneamente mientras están en ruta.
Las estaciones de recarga: Empezando de cero
El punto de recarga instalado por Ferrovial y diseñado por Urban Green Energy abre un mundo de posibilidades en el campo del diseño de estaciones eléctricas de recarga. Se trata de un punto que ofrece espacio para que uno o dos coches se carguen bajo este aerogenerador de eje vertical que desarrolla 4 kWh de potencia y que está ubicado dentro de las instalaciones de una de las filiales del grupo, Capsa. El aerogenerador, por tanto, en función de las necesidades de la recarga del vehículo, puede estar al mismo tiempo alimentando su batería e incorporando energía a la red, lo cual ya aporta una versatilidad al producto que, en este momento, no tiene una gasolinera. Pero además los aerogeneradores de eje vertical, más eficientes y menos aparatosos que los gigantes de eje horizontal, pueden pronto formar parte del paisaje de las ciudades y las carreteras de una forma armoniosa, como extraños árboles al borde del camino. De hecho en ciudades como Málaga ya se han instalado farolas que incorporan estos aerogeneradores (en versión de 600W) para autoabastecerse de energía, apoyadas por otro mayor de la misma potencia que el de Barcelona.
Pero las estaciones de recarga “sostenibles” o que se aprovechan de las energías renovables y de los diseños creativos para su funcionamiento ya han mostrado la versatilidad de sus diseños aplicadas a la recarga de otros vehículos.
En torno a las bicicletas eléctricas (uno de los medios más eficientes para desplazarse por las ciudades) han surgido diferentes diseños de espacios de recarga, desde el “párking solar de bicicletas” de Sanyo, que usa placas fotovoltaicas para cargar y al tiempo aparcar (a la sombra) bicicletas, hasta la nada atractiva caseta de 21 Wheels que permite cargar dos bicis a la vez.
Sin embargo las apuestas más fuertes en este sentido son las de los párking solares. Empresas como Envision Solar o Pvilion han desarrollado sus “árboles solares”, una estructura que soporta una placa fotovoltáica y que al mismo tiempo sirve como parasol en grandes aparcamientos. Cada uno de estos “árboles” puede acoger 10 coches debajo y es capaz de cargar hasta 6 eléctricos al día con una potencia de 14 kWh. En algunas localidades de California ya se han instalado esta clase de “párking solares”. Si bien el coste puede ser muy elevado (no deja de ser un “huerto solar” instalado en la ciudad), desde mi punto de vista resulta interesante el hecho de que se sumen usos a la infraestructura, con lo cual se multiplican las posibilidades de rendimiento económico. Las placas solares en aparcamientos ya se aplican en algunos lugares, como en las propias instalaciones de Endesa en Madrid, pero al añadir la posibilidad de cargar coches eléctricos el uso directo de la energía hace a la infraestructura más atractiva. Y además, y esto no es baladí, reduce el consumo de suelo y lo hace más eficiente uniendo dos usos que son devoradores de espacio (huerto solar y aparcamiento) en un sólo espacio que ofrece diversos servicios.
Probablemente una de las claves de las grandes “estaciones de recarga” de eléctricos es que… se hagan invisibles. Si el concepto “Smart City” es una corriente que se pueda extender por todo el territorio, y la tendencia es que se concentren redes de información, infraestructuras de generación de energía y servicios públicos en un mismo espacio,
multiplicando los usos en pos de la eficiencia, las “estaciones de recarga” o gasolineras que sólamente sirvan energía podrían estar en vías de extinción. Como con los Smartphone, cada vez más necesitamos espacios “multipropósito”
Dicho de otra manera. Si en la actualidad las gasolineras tienden a incorporar otros usos como tiendas o restaurantes, en un futuro de “electrolineras” el proceso podría ser justo el opuesto: que las “estaciones de recarga” sean un servicio más de otras infraestructuras o espacios públicos mayores con múltiples usos. Y quizá eso podría hacer que se volviesen prácticamente invisibles y dejasen de tener una tipología arquitectónica específica.
Fuente: Ferrovial | Envision Solar | Pvilion | UrbanGreenEnergy
Fotos: Envision Solar | Endesa
En Tecmovia: Recargando el coche bajo el sol | Better Place instalará 20 electrolineras en Dinamarca para la primavera de 2012