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El coste de producción del Chevrolet Volt supera ligeramente su precio de venta

Tras una polémica desatada esta semana a raíz de una información de Reuters que cuantificaba en 49.000$ la pérdida por cada Chevrolet Volt / Opel Ampera vendido, primero GM y después el propio Bob Lutz (ex-vicepresidente) en persona, han respondido que, básicamente, el cálculo realizado por la agencia de información no tiene ningún sentido. Esto parecía evidente desde el primer momento.

Lo más interesante de toda esta historia es que, en la respuesta de Bob Lutz en su columna de Forbes, desglosa a grandes rasgos el coste real de producción de un Volt, con lo que abre una pequeña ventana a la cruda realidad del automóvil eléctrico a día de hoy. Como ya os habíamos contado en otras ocasiones, fabricar un coche eléctrico es carísimo.

Entrando directamente en el argumentario de Bob Lutz, ex-vicepresidente de GM, su desglose de costes vendría a ser algo parecido a esto:
Baterías: 350$/kWh x 16 kWh = +/- 6.000$
Carcasa de baterías, motor eléctrico y resto de elementos relacionados: +/- 4.000$
Mano de obra (20h) = +/- 1.000$
Resto del coche convencional (aproximado a un Chevrolet Cruze) = +/- 22.000$
Esto nos da un total de 33.000$ frente a un precio de venta de 39.000$, lo que deja un margen sobre costes directos de fabricación de unos 6.000$ por unidad.

Hasta aquí las cuentas parecen ir bastante bien. Sea cual sea el margen habitual de la industria, al menos no pierden dinero en cada unidad… y aquí es donde llega el absurdo criterio de cálculo de Reuters, donde no aciertan a calcular el coste unitario con un mínimo sentido.

La división correcta sería entre todos los fabricados y por fabricar con esa misma tecnología

Resulta que faltan por asignar los costes de desarrollo de toda la tecnología que incorpora el vehículo, así como la inversión en sus fábricas necesaria para producir el modelo. Estos costes (cifrados en 1.000.000.000$ por Reuters, tal vez con acierto) ya han sido incurridos en el pasado, no provienen de cada unidad fabricada sino que son anteriores a todas ellas y deberían recuperarse con la venta de todas ellas. Según Bob Lutz (y según los libros de contabilidad de costes y el sentido común) esos costes de desarrollo deberán dividirse entre todas las unidades fabricadas durante la vida completa del modelo y todos los que compartan esa misma tecnología.

Reuters los divide únicamente entre los (pocos) Volt vendidos hasta hoy, lo que arroja una cifra astronómica por unidad y la consecuente pérdida supuesta de 49.000$ en cada uno. La división correcta sería entre todos los fabricados y por fabricar, lo que incluiría los próximos años de ventas del modelo y, como señala el propio Lutz, también del Cadillac ELR que compartirá la tecnología básica, así como otros modelos que se aprovechen de este coste de desarrollo en concreto.

Si pensamos en Toyota y su Prius, probablemente no sea dinero perdido

Finalmente, según Lutz y también según la nota de prensa oficial publicada por GM, todo ello deja al Volt con una pequeña pérdida por unidad. Que pierdan dinero en este modelo en concreto también parece lógico, teniendo en cuenta el salto tecnológico que se ha tenido que dar para fabricarlo. Por otra parte, esta inversión redundará en intangibles positivos, difíciles de valorar, como es la imagen de marca tecnológica y pionera que sin duda se ha ganado Chevrolet en Estados Unidos a partir de este modelo. Este último valor añadido no se puede cuantificar con facilidad pero, si pensamos en Toyota y su Prius, probablemente no sea dinero perdido.

Sólo nos queda una duda: ¿cuánto es, exactamente, una pérdida «pequeña» por unidad?

Fuente: Autobloggreen| Autobloggreen | Forbes | Carscoop
En Tecmovia: El coste de producción de un coche eléctrico más que duplica a un gasolina equivalente | Los coches eléctricos y su aceptación en el mercado: el coste para el usuario

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David García Artés

David comenzó a trabajar en Diariomotor en junio de 2011, escribiendo artículos casi como hobbie, en lugar de ver la televisión después del trabajo. Poco a poco fue ganando responsabilidades, primero como coordinador editorial en Tecmovia, más tarde como probador (nunca ha dejado de serlo) y finalmente como Director General desde julio de 2020. Es economista (1998) e ingeniero (2011) de formación. Seguir leyendo...

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