La ciudad de Milton Keynes, Reino unido, sustituirá una línea operada por autobuses diésel por 8 autobuses eléctricos que emplearán la recarga inalámbrica para restarurar sus baterías mientras se realizan las paradas. Con esta iniciativa se pretende erradicar la polución y el ruido de los transportes convencionales movidos por gasóleo, apostando por la recarga inalámbrica para que la autonomía no sea un problema a lo largo de todo el recorrido de la línea de transporte.
Esta solución comenzará como una fase experimental para comprobar la eficacia de poder recargar la energía suficiente en paradas donde se instalarán los cargadores de inducción. Con una línea donde los recorridos y las paradas son un trayecto definido, esta opción de poder recargar las baterías aprovechando la fase de parada parece una acción muy inteligente de cara a dar viabilidad a la propulsión eléctrica en el transporte, que por ende es el sector más contaminante del tráfico rodado.
Una novedad que acumula 10 años de experiencia
Pese a su aparente novedad, su aplicación se ha estado realizando con éxito desde hace 10 años en las ciudades de Turín y Genova con 30 autobuses eléctricos adaptados a la tecnología de recarga inductiva propiedad de la empresa alemana Conductix-Wampfler, que también formará parte de las entidades colaboradoras de esta incursión en suelo británico.
Bajo la adopción de lugares estratégicos donde poder parar y recargar mientras se lleva a cabo el transbordo de pasajeros, se efectúa el cambio de conductores o se realiza el cambio de horarios, esta solución brindaría un aprovechamiento pleno de ese tiempo que un autobús movido por propulsor convencional no emplea para otra cosa que para derrochar energía mientras se mantiene el sistema de climatización operativo y así se mantiene la temperatura óptima a bordo.
Un importante dato es el hecho de que la tecnología que se empleará en los sistemas de recarga inalámbrica permitirá restaurar dos tercios del total de la capacidad de la batería con tan solo 10 minutos de parada sobre la zona de inducción.
El transporte urbano como mejor valedor de la movilidad eléctrica
Esta experiencia piloto servirá a las empresas implicadas para investigar y desarrollar el sistema de recarga inalámbrica que tantas esperanzas sustenta sobre sus hombros. A su vez evitará la emisión de 500 toneladas de CO2 a la atmósfera y se pretende que el beneficio sea pleno llegando a completar el uso de este tipo de flota eléctrica y sistema de recarga en todo el servicio de transporte público de la ciudad.
La iniciativa además viene con el aliciente de que puede ser aplicada a todo el transporte rodado que permanezca un determinado tiempo estacionado aunque el servicio siga operativo: autobuses, lanzaderas, taxis… todo un sector dedicado al transporte que, mediante la conveniente adaptación a un sistema de propulsión eléctrica y un sistema de recarga a la altura, no encontraría reparos en dejar en el olvido las mecánicas de combustión.
La noticia justamente viene al hilo de un tema que día sí, día también, surge cuando hablo con algunos trabajadores y colegas del gremio del taxi. Los únicos reparos que encuentro de este sector tienen que ver con la infraestructura y el precio de adquisición del vehículo eléctrico, los únicos… Con un sistema de recarga disponible en los tiempos muertos que esperan a que a alguien llegue para bajar la bandera, el grueso del tiempo podrían comenzar sus trayectos con las baterías a plena carga, y teniendo en cuenta que el recorrido suele ser urbano en la mayoría de ocasiones, el nulo impacto ambiental y el potencial ahorro económico de contar con las baterías al 100% se hace notar.
Soluciones que hablan de futuro para un problema que es presente
¿Dónde está entonces el problema? A grandes rasgos en el nulo apoyo para fomentar la propulsión eléctrica desde las administraciones, que aunque exponen sus intenciones con miras puestas en un futuro, el estudio y análisis de las necesidades actuales está arrojando que los defectos de autonomía y tiempos de recarga poco pueden importar si encontramos servicios de movilidad que cuenten con tiempo suficiente para llevar a cabo las fases de recarga.
Todo ello sumando el importante beneficio que supone la recarga inalámbrica en lo que se refiere a simplificación de las infraestructuras, hablamos de llegar y topar como se diría a pie de calle. Volvamos a recordar que a poco que se consiga un trayecto fijo, que es el caso, una posición también fija de carga sobre el anillo inductor, que es el caso, y un estudio donde se verifiquen los tiempos de recarga ya sea en número de paradas o duración de las mismas, que también es el caso, la viabilidad del proyecto bien parece justificar la inversión en una apuesta que en estos casos determinados suele arrojar más ventajas que inconvenientes.
Fuente: GreenCarCongress | Conductix-Wampfler
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