Desde Audi confirman que el futuro Audi A3 e-tron no llegará como variante 100% eléctrica, sino como una versión híbrida enchufable. Esta noticia llega en pleno éxtasis de la marca mostrando en el prototipo Audi F12 e performance sus casi infinitas posibilidades en propulsión eléctrica, sin embargo, a la hora de hablar de viabilidad comercial, la escasa autonomía de los eléctricos será el motivo por lo que el primer Audi A3 e-tron será un híbrido y no un eléctrico.
Estas palabras ponen de manifiesto una vez más que aunque la tecnología ha avanzado significativamente en el campo de las baterías, la industria todavía necesita de una mayor evolución, así como de unos costes de desarrollo para su puesta en producción mucho más alentadores. Por decirlo de alguna forma, la relación costes/ventas de la variante híbrida se entiende que será más favorable a la marca que apostar por una misma relación con los eléctricos como protagonistas
Tecnología Vs viabilidad comercial
Poco a poco las marcas van mostrando sus cartas en lo que se refiere a su avance natural y lógico en tecnología, si antes todas las posibilidades entraban dentro del abanico para llegar a producción, marcas como Toyota ya han mostrado su planificación a corto plazo para tecnologías alternativas, donde sobre una hoja de ruta se coloca a los híbridos como una tecnología para un mercado actual, dejando en un futuro próximo la llegada de los vehículos eléctricos tanto a baterías como con pila de combustible.
Mirando la iniciativa desde el punto de vista del consumidor esto significa que la hibridación llegará como un paso previo y obligado antes de pasar a la electrificación. Al otro extremo de la balanza encontramos filosofías totalmente opuestas como la de Nissan o todavía más remarcadas como la de Renault, que asume la tecnología híbrida como un paso intermedio pero no necesario, ya que el final incuestionable será la completa electrificación de los vehículos.
Para ser prácticos, lo mejor es trasladarse a la situación económica global, aunque mejor todavía si es la del viejo continente ya que hablamos de fabricantes comunitarios a grandes rasgos. Hablamos de un sector dañado, sobredimensionado y que ve en las exportaciones a nuevos mercados la única forma de poder llenar el vacío que supone seguir vendiendo en Europa. Así, apostar por nuevas y rompedoras tecnologías con grandes deficiencias como la infraestructura y la autonomía se antoja como un hueso muy duro de roer.
Primero híbridos, después eléctricos
Entonces podríamos tildar a Renault como una firma «valiente» por su apuesta, huelga decirlo, es jugárselo todo a una carta que además ofrece un peculiar sistema de alquiler de baterías que no termina de cuajar en el mercado. Arriesgar o no es la cuestión, así pues la oferta que propone Audi no se quedará atrás gracias a tratarse de un híbrido con conexión externa, por lo que la alemana quiere quedarse a medio camino para ofrecer un producto más racional capaz de hablar de eficiencia y versatilidad sin tener que agachar la cabeza cada vez que se hable de puntos de recarga o de autonomía máxima, para esas preguntas será su motor gasolina la mejor respuesta.
Un factor clave en la situación actual será la apuesta tecnológica, donde a la espera de una profunda revolución y reestructuración de la industria, el fabricante mejor colocado a nivel de mercado y capacidad de desarrollo marcará el ritmo a seguir por la industria en dicha tecnología. Pese a quien pese, el avance tecnológico depende más de su viabilidad en el mercado que de cubrir una necesidad por muy evidente que sea ésta.
Fuente: evworld
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