2012 ha sido el año de la avalancha de los motores de tres cilindros. Citroën y Peugeot, BMW con motores tanto gasolina como diésel de hasta 3 turbos, pero sobre todo Ford. Ford ha liderado la llegada de propulsores por debajo de los 4 cilindros habituales y hay que reconocer su buen trabajo en ayudar a la aceptación de este tipo de propulsores. Jaque al diésel que decían en su anuncio.
Pues bien imaginemos entonces si a un bloque totalmente racional, que busca las mínimas emisiones, el mínimo ruido, vibración y por supuesto consumo, lo introducimos en un envoltorio totalmente pasional. Incómodo, divertido, deportivo por configuración… Imagina por un momento que introducimos un bloque Ecoboost 1.0 de 3 cilindros y 125 caballos… en un Caterham. Tecnología y desarrollo a una arquitectura tradicional, simple, sencilla.
Mientras que hace unos días Caterham nos mostraba al R600 Superlight, un Caterham también equipado con motor Ford, como otros tantos ha habido en la historia, pero con 278 caballos y 271 Nm de par, llega este Caterham Ecoboost, con el bloque tricilíndrico de 1 litro que desarrolla 125 caballos con un par de 175 Nm.
En el Ford Focus este propulsor es capaz de homologar un consumo de 5 l/100 km con unas emisiones de CO2 de 114 g/km… pero claro, un Caterham pesa menos de la mitad con 550 Kg, habría sido curioso conocer el consumo de semejante combinación entre ahorro extremo de peso y máximo referente del downsizing. Y me permito decir máximo referente por su título como “Engine of the Year 2012”, motor del año.
Un motor que en persona me impresionó por sus dimensiones, con el ancho de un folio Din A4 y además por el gran número de soluciones empleadas, desde su turbo de pequeñas dimensiones para evitar el lag, la ausencia de vibraciones (propias de un tres cilindros) fruto del desequilibrado del volante de inercia y la polea para contrarrestarlas… ahora implantado en un Caterham que debe ir realmente bien, realmente rápido con 125 caballos para 550 kg y además sin suponer un gasto excesivo en carburante.
Una perfecta mezcla entre un motor destinado a marcar una nueva etapa, la de los gasolina ganando terreno a los diésel, la del downsizing por debajo de los 4 cilindros, unido a uno de los vehículos deportivos lúdicos más tradicionales, con más de 50 años como concepto a sus espaldas. Una buena propuesta que no estaría nada mal encontrarnos en producción como primer escalón de la gama Caterham. El R600 superlight está bien, más que bien, por supuesto, pero para el día a día tener 278 caballos bajo el acelerador en un coche como el Caterham exige demasiado, en cambio un Caterham 1.0 Ecoboost puede ser una excelente idea para ir cada día con una sonrisa y además consumiendo poco. Tres cilindros y 550 kg, contenido en todo, menos, seguro, en diversión y sensaciones. El futuro de la eficiencia debería ser así. Todos en «Super 7».
Fuente: BlenheimGang
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