¿Fisker pensando en el sector náutico? Algo pronto para ello, pero llegado el momento, Henrik Fisker no duda en que Fisker podría estar también presente en el agua. Así lo ha apuntado en una entrevista con el Wall Street Journal, una entrevista en la que se muestra firme en su apuesta por el futuro de la electricidad, como no podía se de otra forma, en la que imagina una ciudad con centros limitados a vehículos de cero emisiones y en la que responde ante los problemas técnicos sufridos con un directo “Toyota retiró 8 millones de vehículos hace un par de años”.
¿Un Fisker en el agua? No lo descartemos en un futuro no demasiado lejano. Por ahora, Henrik Fisker se centra en el Karma y en el Atlantic. En el asfalto. En las ciudades y quizá en un futuro, se extienda su concepción de movilidad más allá de las calles y carreteras, con motores eléctricos destinados a cubrir pequeños desplazamientos, las maniobras de salida y entrada en los puertos y un motor de combustión tradicional para navegar más allá del puerto. Ambición no le falta a Henrik Fisker.
Durante la entrevista con el Wall Street Journal, Henrik Fisker mostró la sencilla lógica de la mecánica del Karma. Cuando estas en la ciudad, quizá en un futuro limitadas a vehículos sólo de 0 emisiones, te desplazas en modo eléctrico. Cuando sales de ella, disfrutas de un motor de combustión que acaba con las limitaciones de autonomía del motor eléctrico. Henrik Fisker no quiere que nos desplacemos en “huevos blancos de 20 caballos que sólo son eléctricos”, quiere que siga existiendo la pasión por los coches, la movilidad individual.
Su propuesta de futuro, ahora, es el Karma, que inicia ahora su andadura en Dubai y a finales de año en China y del que frente a los problemas que ha tenido, Henrik apunta a que no han sido más que los que puede o tiene cualquier otro coche. Próximamente, el Atlantic, que como señalábamos hace unos días llegará a producción en 2014 o 2015 con un precio de entre 50.000 y 60.000 dólares, entre 38.000 y 46.000 euros al cambio, llamado a convertirse en el producto elegido por una buena parte de las familias medias que quieren, además de un producto ecológico, el valor añadido “cool”, de diferenciación que puede aportar una firma como Fisker.
Pero Henrik no duda en mirar más allá del Atlantic y piensa abiertamente en que llegado el momento podríamos ver un Fisker en el agua, ¿por qué no?. Con un “es el futuro” haciendo alusión a la electricidad, concluye la entrevista.
Fuente: Wall Street Journal vía Autoblog Green
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