Hasta ahora es probable que no los conocieras, de hecho, los sensores (o monitores) de presión de neumáticos eran conocidos únicamente en turismos de lujo y en ocasiones en los equipamientos más altos de gama. Pero dentro de poco y queramos o no (aunque por supuesto querremos) nos tendremos que acostumbrar a este tipo de sistemas que serán obligatorios en todos los nuevos modelos homologados en la Unión Europea desde el próximo día 1 de noviembre de 2012 y en cualquier automóvil de pasajeros que se comercialice como nuevo desde el 1 de noviembre de 2014.
Efectivamente esta tecnología tiene su coste, que sinceramente es mucho menor que los beneficios que lleva consigo, de hecho este sistema será de vital importancia para garantizar, primero, la seguridad, y por otro lado una reducción de emisiones de gases contaminantes solidaria al ahorro económico que supondrá para el conductor al gastar menos combustible, o como mínimo no gastar más del estríctamente necesario. Dicho lo cual, ¿no crees que sería una buena idea que tu coche esté dotado con sensor de presión de neumáticos?
¿En qué consiste un sensor de presión?
Existen diferentes tipos de monitor de presión, más conocidos como TPMS por sus siglas en inglés, el más común tras la entrada en vigor de la Unión Europea será el integrado de serie en la rueda, también conocido como monitor directo. Cada rueda estará asistida por un chip con su propio sensor y una conexión inalámbrica que permitirá que un receptor y un sistema de avisadores acústicos o luminosos, se encargue de advertirnos que un neumático ha perdido presión en exceso.
Si la pérdida de presión que se ha producido es excesiva, por ejemplo por un pinchazo, un reventón o una falta de mantenimiento o revisión de las presiones, el monitor debería avisarnos de la situación en cuestión de unos segundos o unos minutos, de forma que podamos resolver la situación antes de que esta se vuelva peligrosa o dañemos el neumático.
El avisador de presión también debería advertirnos de un neumático en mal estado en el momento mismo en que procedemos al arranque del motor.
¿Por qué los monitores de presión son imprescindibles por razones de seguridad?
Un neumático con una presión inferior a la recomendada conlleva problemas de adherencia en el paso de curva, sobre todo en mojado en dónde los canales que desalojan el agua y evitan el aquaplanning no funcionarían correctamente, y alargar excesivamente la frenada. Un uso prolongado de un neumático con la presión incorrecta acelera su degradación y limita su durabilidad.
En un caso extremo de baja presión o en una situación que se ha prolongado durante muchos kilómetros, el mayor riesgo al que nos enfrentamos es el de un posible reventón por la fricción – que aumenta de forma significativa en un neumático con poca presión – y los daños que ha sufrido la cubierta o llegar incluso al desllantado.
Según Michelin, un neumático con una presión un 20% inferior a la recomendada también tendrá una duración un 20% menor, amén de otros riesgos que ya detallábamos anteriormente.
¿Y por qué razones ecológicas y de ahorro deberíamos emplear monitores de presión?
Al circular con neumáticos con presiones inferiores a las recomendadas la resistencia a la rodadura del neumático es mayor, lo que conlleva un gasto innecesario de combustible y una mayor cantidad de gases contaminantes emitidos a la atmosfera. Ya en 2009, Bridgestone alertaba de que las presiones incorrectas en los neumáticos de los turismos europeos eran responsables de una emisión anual de más de 18 millones de toneladas de CO2.
En definitiva parece que los monitores de presión son muy importantes para preservar nuestra seguridad, nuestra economía y en cierta medida reducir el cómputo global de gases contaminantes que conlleva la industria del automóvil.
Fuente: UNECE
Fotografías: Tecmovia | Schrader Electronics | Beru F1 Systems
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