El culebrón de SAAB añade un nuevo capítulo con motivo del aplazamiento de la versión 100% eléctrica de manera indefinida. Tras la compra de SAAB por el grupo NEVS para resucitar la marca como una de las más sólidas apuesta de eléctricos a baterías en el mercado, el tiempo transcurrido ha servido para hacer cuentas y dilucidar que la propulsión eléctrica como tal no parece ser la mejor opción para un primer asalto al mercado.
Muchos son los entresijos que justifican el cambio de rumbo de NEVS en este sentido, siendo el principal el pseudo conflicto existente con el fabricante Youngman por los derechos de la famosa plataforma Phoenix, que fue diseñada bajo capital Spyker antes de la bancarrota oficial de SAAB y el flaco favor llevado a cabo por General Motors. El SAAB 9-3 volverá tal y como lo despedimos, aunque con ligeros cambios y sin rastro alguno de propulsión eléctrica a baterías.
El futuro eléctrico de SAAB deja paso a propulsores convencionales
Cierto es que la ambición de NEVS en el aspecto relacionado con la propulsión alternativa parecía demasiado optimista teniendo en cuenta que SAAB se había convertido en una patata caliente que acumulada deudas con cada nuevo día. La plataforma Phoenix y la última creación en forma de SAAB 9-5 guardaban todo lo que pudiese hablar de futuro en la fábrica de Trollhättan.
Desde China además se establecieron pugnas y rumores sobre acuerdos con fabricantes como Youngman que estimaban como suya la plataforma que NEVS también hacía como propia. El tiempo y la falta de un proyecto en firme ha enterrado esta lucha dejándonos la idea de que tanto NEVS como Youngman podrán emplear la plataforma Phoenix para diseñar su nueva versión de SAAB, una situación que podría dar lugar al renacimiento de la marca con dos modelos completamente diferentes compartiendo firma.
Desgraciadamente la situación no pinta demasiado bien en estos momentos, y poco o nada se sabe de manera oficial sobre la llegada del producto a finales de 2013, principios de 2014, como la propia NEVS confirmaba en el momento de la adquisición. Con la ausencia de la propulsión eléctrica a baterías, la nueva SAAB pierde uno de los alicientes que iba a renovar por completo su imagen, un aspecto que en cierto modo perdonaba que un coche eléctrico de 2013 estuviese basado en una plataforma de finales del año 2000.
Fuente: AutoPlus
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