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¿Sueñan los artistas con coches eléctricos (II)?: Reinventando el coche urbano

Hace unos meses dediqué un artículo a los aspectos en los que el coche eléctrico podría influir en el diseño de nuestro entorno social, a través de los cambios que provocaría en nuestra idea de movilidad y como ésta modelaría a su vez el mundo que nos rodea. Las infraestructuras de recarga de los eléctricos modificarán nuestro paisaje y nuestras ciudades serán nuevos espacios cuando las recorran coches pequeños y casi tan silenciosos como una bicicleta.

El coche se enfrenta a un profundo cambio en su estructura y naturaleza en las próximas décadas, especialmente en el entorno urbano

Pero en aquella ocasión apenas hablaba de los tremendos cambios a los que la propia naturaleza del coche se enfrenta en las próximas décadas, especialmente en el ámbito urbano. Bien parece que la expresión “coche eléctrico” haya sustituido en nuestro lenguaje popular a “coche del futuro”, pero muchos de los cambios que atribuimos a ese coche eléctrico están sucediendo ya, y el despliegue de nuevas tecnologías que incorporan nuestros coches a día de hoy es apabullante. En parte ese futuro deslumbrante ya ha empezado. Cómo las nuevas tecnologías en torno al eléctrico modificarán nuestro entorno y nuestra forma de relacionarnos con los coches no está determinado, pero se va escribiendo a cada minuto. Voy a dar una vuelta por el futuro de los coches urbanos, ¿suben?

Reinventando el automóvil

Si cuando era usted pequeño dibujaba coches que eran tres cajones (morro, habitaculo y maletero), quizá le guste oír que, en el fondo, su estructura básica no ha cambiado: un espacio aislado alberga el motor, un habitáculo diferente los pasajeros, y un cajón carga con el equipaje. Esta estructura la dictan los requisitos mecánicos de nuestros coches actuales: un motor que huele mal, da calor y vibra, una aparatosa caja de cambios que permite aprovechar el estrecho margen de uso del motor, una pesada transmisión que lleva esa fuerza hasta las ruedas, un tubo de escape que se calienta y hace ruido…

Imagine que diseña un coche que no necesita motor, caja de cambios, árbol de transmisión ni columna de dirección. ¿Qué razón habría para mantener su forma actual?

Ahora imagine que a un coche le quitamos el ruidoso motor de petróleo y su incómodo tubo de escape, le quitamos la caja de cambios y su árbol de transmisión, e incluso que eliminamos el tubo que conecta el volante con las ruedas. ¿Qué razón habría para seguir diseñando los coches tal y como los ve un niño pequeño?.
Pues lo cierto es que un coche eléctrico convencional ya prescinde de todo eso, y la dirección electrónica es una tecnología lista para el uso comercial. La posibilidad de integrar los motores eléctricos en las ruedas, tener plataformas de baterías prácticamente planas, prescindir de árbol de dirección y transmisión o no tener que atender a la refrigeración permitirán crear vehículos que no tienen por qué parecerse a los actuales y con un lenguaje de diseño completamente nuevo como partiendo de cero.
Hace años que Michelin experimenta con un concepto de rueda prácticamente autónoma que incorpora en el mismo bloque dirección, suspensión y motor eléctrico. El Nissan Pivo3 que pude ver en Paris ya ofrece una plataforma eléctrica con un sistema similar que permiten al coche girar sobre si mismo y «limpiar» de elementos mecánicos su chasis. El A2 que Audi presentó en el Salón del Automóvil de Frankfurt en 2011 incorporaba la dirección «Drive by wire» sin conexión mecánica del volante con las ruedas, e Infiniti ha especulado con incorporar esa tecnología a un modelo de producción en los próximos dos años. Todo ello lleva a conceptos atrevidos como los del Audi Future Lab, propuestas sin compromisos y totalmente libres de ataduras en cuanto a diseño.
Un caso extremo de las posibilidades ilimitadas que ofrecen los «nuevos coches»es el «City Car» de Hiriko, ideado por William J. Mitchell en el MIT y desarrollado en Vitoria.

Un caso extremo de cómo pueden cambiar la forma de los coches las nuevas tecnologías es el «City car» de Hiriko: un coche eléctrico plegable

Se trata de un coche eléctrico destinado a ser usado en flotas de «Car Sharing» y cuya característica principal es ser plegable. La simplificación mecánica y las posibilidades de la planta motriz eléctrica permite al coche reducir su longitud a la mitad y por tanto facilitar su aparcamiento y almacenaje.
Por último, si las tecnologías de seguridad activa permitiesen construir coches que no tuviesen accidentes ¿Qué sentido tendría seguir destinando peso y espacio a estructuras de seguridad pasiva sobredimensionadas? ¿No podríamos ahorrar mucho peso, tamaño y consumo de energía? Ya tenemos en el mercado coches que «leen» señales de tráfico, que frenan solos, que evitan el cambio de carril involuntario o que se adaptan a la velocidad del coche de delante y guardan una distancia constante. Posiblemente a medio plazo se podrá, mediante las redes de información de tráfico y comunicación «coche a coche» evitar la mayor parte de los accidentes, y entonces los coches se vean liberados de una parte importante de su estructura, admitiendo diseños que hoy nos parecen impensables.

La conquista del espacio (interior)

Hace unos años una campaña publicitaria del Renault Espace se preguntaba «¿Y si el verdadero lujo fuese el espacio?». Una de las consecuencias de la simplificación mecánica de los coches eléctricos se plasmará en los interiores antes que en los exteriores. Los coches urbanos tendrán interiores completamente planos y sin obstáculos, una estructura interior más sencilla y versátil y verán la «desintegración» del cuadro de mandos. Los «smartphone» y «tablets» se han incorporado ya a nuestros coches actuales sin esperar a los del futuro. Algunas aplicaciones permiten acceder en tiempo real al estatus del coche (como Volvo «OnCall» ó Nissan «Carwings»), e incluso la industria auxiliar ofrece opciones similares como KW y sus amortiguadores configurables vía móvil.

El Land Rover DC100 Concept presentaba una instrumentación sencilla: Un tablet en el centro del salpicadero y que puedes llevarte contigo

Pero en el futuro próximo se incorporarán de forma física y protagonista a los diseños de interiores. Renault no sólo ha explotado comercialmente la utilización de «tablets» en su gama actual, sino que en el interior del Zoe domina una gran pantalla táctil diseñada como uno de ellos. Algo más allá fue Land Rover con la instrumentación de su concept DC100 en 2011, al presentarla como un «tablet» de quita y pon en el centro del salpicadero. Algo que nos puede parecer extravagante y futurista pero no lo es tanto: muchas aplicaciones permiten ya hoy utilizar un smartphone como cuentakilómetros, velocímetro y GPS en bicicletas de montaña, por ejemplo. Pero que al llevarlo a los coches tendría una repercusión de mucha mayor escala.

Del «coche» al «transporte»

Entonces ¿dejaran los coches de tener «forma de coche» y adoptarán aspectos completamente nuevos? La pregunta en mi opinión no es si lo harán, sino cuando sucederá. En segmentos como el de los «urbanos» veremos muchos nuevos «transportes» cuyas formas no estarán sujetas a los cánones tradicionales. La simplificación de los procesos de producción y la multiplicación de proyectos «Open Source» facilitarán la proliferación de pequeños fabricantes con modelos muy atrevidos que impulsarán una reinvención profunda de la parte utilitaria del diseño de coches. Cual tendrá éxito y cual no es una incógnita aún.
Al mismo tiempo la integración de «tablets» y «smartphone» como parte de la instrumentación de los coches abre un camino (distinto al de la incorporación de dispositivos de alto rendimiento como HUD o Realidad Aumentada) que influirá mucho en el diseño de coches urbanos y de bajo coste.

Los coches urbanos cambiarán tanto su forma y su modo de uso que en dos décadas tendremos que encontrar una nueva palabra para denominarlos

Un diseño que tenderá a convertir los coches en pequeñas «habitaciones rodantes» cuyo uso, tan pronto la conducción autónoma pase del laboratorio al mercado (durante la próxima década) cambiara radicalmente la relación entre la sociedad y el automóvil. Un cambio que podría ser tan profundo en las próximas dos décadas que dejemos de considerarlos «coches» y tengamos que encontrar una nueva palabra para ellos.

Fuente: Proyecto Hiriko | Audi Future Lab: mobility

Fotos: Tecmovia Audi Mobility Lab LandRover Press Hiriko Press
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Luis Miguel Ortego

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