Hay clientes del Tesla Model S que llevan cuatro años esperando por su coche, desde que depositaron 5.000$ a cuenta de su reserva. Durante ese tiempo, estos auténticos «creyentes» que apostaron por la continuidad de la compañía y por el Model S en concreto, han lucido orgullosos su número de reserva (tanto más orgullosos cuanto más bajo el número). Ahora resulta que su número no representa su posición en la cola, sino más bien un boleto de lotería.
A día de hoy, existen noticias acerca de la entrega de coches a clientes con sólo cinco meses de espera y números superiores al 11.000, mientras que otros que se aproximan a los 4 años, con números de «orden» de tres dígitos aún no han sido llamados para recoger su preciado trofeo. Los clientes de Tesla se toman muy enserio (con razón) su supuesta posición en la larga lista de casi 20.000 ansiosos clientes, con lo que las sonrisas de sorpresa y lágrimas de desesperación se están repartiendo a partes iguales.
Las razones de la frustración, para quienes creyeron en el producto desde el principio (tan solo a partir de datos y fotos del futuro modelo) son obvias. La cuestión es que otros clientes que pidieron el coche después de verlo, probarlo y leer críticas sobre él en medios especializados, están consiguiendo sus coches mucho antes que quienes apostaron ciegamente por la compañía, en lo que para ellos es un sinsentido.
De hecho, aunque Tesla no se haya pronunciado oficialmente sobre este extremo, me atrevería a apuntar un par de razones obvias para que el orden de entrega no sea el de la lista. Básicamente, el orden de entrega es el de fabricación, y éste no debería fijarse de acuerdo con una lista en la que las preferencias de los usuarios están ordenadas aleatoriamente, sino de acuerdo con criterios técnicos y económicos de fabricación.
En una cadena de producción, en general, los artículos no se producen en cualquier orden, sino que tienden a fabricarse en series lo más largas posible de productos lo más parecidos posible. Esto implica una optimización en los tiempos de uso de las diferentes fases, porque se minimizan los tiempos de «cambio de características». Por ejemplo, si en la misma cadena de montaje se ensamblan los tres tipos de baterías, la fábrica tenderá a ensamblar todas las que pueda de tipo 1 de forma consecutiva, antes de parar a cambiar los parámetros de ensamblaje y comenzar con las de tipo 2, precisamente para hacer un solo cambio (pérdida de tiempo) en el medio.
Parece ser que se ha dado prioridad a los coches con la batería más grande (85 kWh) lo cual también tiene un sentido económico, pues son los más caros y los que van a reportar a la compañía un mayor retorno de dinero en el menor tiempo posible… por eso se están «colando» sin proponérselo, clientes que han llegado hacia el final. Parece ser que los modelos con baterías de 60 kWh y 40 kWh no han empezado a entregarse.
Así, cuando encargamos un coche «normal» que no tienen en el concesionario y nos asignan una fecha de fabricación, lo que nos dan es la fecha más próxima en la que puede fabricarse un coche con las características deseadas en concreto, pero nada nos garantiza que al día siguiente otro cliente que reserve un modelo similar (tal vez de otro color) no pueda obtener una fecha mejor (normalmente ni lo sabemos ni nos importa). El problema es que los de Tesla tienen un número concreto y saben cual fue el orden exacto de reserva, que el tiempo de espera es larguísimo y que muchos apoyaron a la compañía cuando nada era seguro… de ahí la frustración.
Por otro lado, la razón más lógica por la que Tesla no podía responder con una fecha de fabricación a cada pedido (como haría cualquier marca) es que en 2009 no tenían ni la más remota idea de la demanda que iban a tener de cada combinación de batería, color, acabado y equipamiento, ni mucho menos un plan de producción detallado, así que daban un número de orden. Ese número, que parecía una posición exacta en la lista de espera, se ha convertido en un billete de lotería.
Yo diría que si hubiesen explicado desde el principio lo del orden de fabricación y no de reserva, tal vez las cosas fuesen ahora un poco más llevaderas para sus clientes. Es fácil verlo claro ahora, tal vez no lo era tanto cuatro años atrás.
Fuente: GreenCarReports
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