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Híbridos, eléctricos… ¿Podemos acudir a cualquier taller?

La diversidad de tecnologías de propulsión es ya una realidad en la actualidad, no quizás a nivel de convivencia en el día a día, pero sí que se puede hablar de realidad a nivel comercial. Híbridos y eléctricos comienzan, sobre todo en el caso de híbridos, a acumular cada vez más ventas en su haber y a conseguir un crecimiento positivo cada vez más acusado.

Sin embargo, es justo reconocer que la evolución de la técnica que representan estos vehículos no está necesariamente representada en los servicios post-venta, por lo menos no en el formato convencional de los servicios de mantenimiento, reparación, revisión… Es lógico pensar que en estos casos la mejor opción en caso de avería es la casa oficial, pero entonces, ¿Está la tecnología condenando al usuario a depender del servicio oficial?

La revolución de la movilidad nos salpica a todos

Es curioso como en el gremio de los talleres de toda la vida, la experiencia siempre ha marcado las diferencias en lo que a garantía se refiere sobre el servicio prestado. Esto es así porque aunque las mecánicas han evolucionado desde el carburador, los conceptos aplicados han permitido adquirir conocimiento y experiencia de tal forma que la escalada tecnológica llevara consigo un tiempo en el que ponerse al día de múltiples formas posibles: formación, experiencia empírica y como no, el boca a boca de toda la vida entre colegas de profesión.

El ritmo frenético que marca la evolución de la técnica está cambiando todos los aspectos relacionados con la movilidad

Pero un aspecto que ha conseguido esta evolución de la técnica, no es otro que abarcar un innumerable progreso que ha multiplicado las posibilidades de las mecánicas de tal forma que, en cada nueva generación, se están consiguiendo pasos cada vez más drásticos y abultados aplicando soluciones en diferentes apartados de forma simultánea. Hasta no hace mucho, un motor se actualizaba o se ponía al día, a día de hoy, un motor sea del tipo que sea se reinventa desde un papel en blanco para muchos casos.

Este aspecto ha llevado consigo una generación de información, características y soluciones muy abultada de cara a conceder a especialistas todas las formas posibles de mantener, analizar y reparar las mecánicas una vez pasan por el taller. Pero la escalada a nivel de aprendizaje, conlleva un precio que por muy elevada que sea la formación y su calidad como enseñanza, no consigue ser rentable a no ser que se consiga centrar el oficio hacia un determinado sector del mercado o fabricante.

El precio del conocimiento

Resulta prácticamente imposible que, el taller de antaño, consiga actualizar su saber hacer actual a las necesidades de un mercado híbrido y un mercado eléctrico a baterías que comienza salir de los concesionarios.

Antes se cambiaba aceite… ahora se sustituyen celdas a un acumulador que opera a 370 Voltios

Conocer como funciona un híbrido resulta «sencillo», sin embargo, saber tocarlo es harina de otro costal. No hablamos de aplicar unos conocimientos adquiridos, hablamos de aplicar una forma de trabajo y una disciplina diseñada por y para la identificación y solución de una planta que requiere, lo que menos, habilidades relacionadas con la mecánica tradicional.

Los fabricantes, además, gozan de ese proteccionismo que impide a toda persona ajena a la marca conocer todos los detalles y entresijos del vehículo que conducimos. Si difícil era conocer tan siquiera como reconocer un fallo que después resultaba ser un fusible, cómo llegar a intuir un problema derivado de un posible defecto en la regeneración de frenada motivado por el funcionamiento anómalo del convertidor AC/DC para la batería.

La reinvención del taller, la única salida

Los fabricantes apuestan por un alto recelo en el conocimiento de la tecnología, si quieres saber paga primero

Huelga a decir que el principal problema es el acceso a la información. No hablo sólo de números o saber el lugar donde mirar, sino de herramientas, utillaje, conocimientos eléctricos/electrónicos avanzados… El respaldo económico soluciona a grandes rasgos esta problemática, pero ciertamente, la inversión necesaria para poder tocar desde un motor gasolina atmosférico hasta un híbrido enchufable es tan desproporcionada que, a duras penas, un servicio oficial se plantea ofrecer un respaldo de tal magnitud.

De este modo, y como se podría suponer desde el principio de estas líneas, la reinvención del taller pasa ineludiblemente por especializarse. Poner las miras en la tecnología y apostar, aunque ya se sabe que garantías hay pocas de que se convierta en una actividad rentable.

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David Clavero

David Clavero comenzó a trabajar en Diariomotor en agosto de 2011, iniciando así una trayectoria que le ha permitido profesionalizar sus dos grandes pasiones, que son el automovilismo y la tecnología en todas y cada una de sus facetas. Seguir leyendo...

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