La industria del motor, pese a ser una de las más tecnificadas y condicionadas por la tecnología, está irremisiblemente atada al valor de las emociones. En las últimas semanas el grupo Volkswagen ha anticipado una oleada de novedades híbridas en los segmentos más importantes del mercado, algunas con cifras revolucionarias. Sin embargo todas han quedado eclipsadas por el anuncio de la producción en serie del XL1 el primer coche en homologar un consumo de menos de 1 litro a los 100 km. ¿Por qué el minoritario, exclusivo y extravagante XL1 ha atraído todas nuestras miradas en vez de los más posibilistas Golf, A3 y Up! Plug-In Hybrid? En VW siempre saben tocar los resortes adecuados para llamar la atención de los consumidores, por eso el muy calculado anuncio del XL1 remite a uno de los mitos más constantes de la historia de los coches, el mito del «proyectil».
Los antepasados del XL1
El origen mismo de la marca Volkswagen está ligado a la eficiencia energética. Porsche creó el Volkswagen partiendo de la idea original de Josef Ganz de construir un vehículo mucho más ligero, aerodinámico y eficiente que los grandes coches de 1930. La peculiar forma del Escarabajo responde en cada detalle a esas necesidades. Esto explica que el XL1 sea en realidad el producto de una larga investigación de VW dirigida a desarrollar un coche con una eficiencia energética inigualable. El antepasado reciente más destacado del XL1 en este camino data de 1999, el pequeño y exclusivo VW Lupo 3L, y su clon en Audi, el A2 3L. Se trataba de una evolución extremadamente aligerada a partir de caros materiales y cuyo objetivo era homologar un consumo de 3 litros a los 100 km. En sus tres primeros años de vida se vendieron 22000 unidades, pero por su radical compromiso y elevado precio nunca pasó de ser más un brindis al sol que una sólida apuesta comercial.
De lobo a bala
Pero en Abril de 2002 la marca de Wolfsburgo se planteo un nuevo reto aún más ambicioso: crear un coche que pudiera homologarse para circular por la calle y capaz de consumir sólo 1 litro cada 100 km. El resultado fue un coche aún más radical, el VW 1 Litro. Se trataba de un pequeño bólido con forma de bala, capaz para dos plazas (con los asientos uno tras otro), 1’26 m de ancho, y un habitáculo cubierto por una burbuja de cristal. Una forma radical concebida con el objetivo de minimizar la resistencia al viento y aprovechar los escasos 8 CV que entregaba su motor Diésel monocilíndrico.
La forma alargada y estrecha del coche, tan extraña e incluso extravagante, dio en realidad un giro al proyecto «1 Liter» con el que tomó una nueva dimensión: El coche de 1 litro no sólo tenía que ser eficiente, sino que también debía parecer excitante, distinto y sobre todo, para ser realista, rápido. ¿Cómo puede parecer rápido una especie de supositorio salido de la Challenge Michelin?, se preguntarán algunos. Pues porque esta forma de proyectil es una constante en la historia del automóvil, y siempre ligada a coches rápidos y de competición, aunque también a algunos coches de producción…
Entre el «1 Liter» y este XL1 el eslabón es el «Concept Car» L1 presentado en 2009, un gran paso adelante en el diseño del concepto fusiforme del «1 Liter». A pesar de mantener su estrechísima carrocería y su disposición de asientos alineados longitudinalmente, el L1 tenía un aire distinto, con un diseño más fluído y sobre todo más sólido, pretendiendo parecer un coche y no tanto un proyecto de fin de carrera de una escuela industrial. El L1 dio paso, en 2011, al «Concept» XL1 que se presentó en Dubai, ya con asientos uno junto al otro y una anchura notablemente incrementada. El modelo de producción anunciado en esta semana apenas difiere de aquel.
La tradición del proyectil
En el mercado actual del automóvil los coches transmiten su poderío visualmente por medio de muchos trucos diferentes. Las aletas (caderas) ensanchadas, o los rasgos diagonales y curvados estampados en los laterales de las carrocerías son algunos de ellos.
Pero hay una forma que universalmente sigue siendo símbolo de velocidad: la alargada forma de proyectil. Desde el «Jamais Contente» de Camille Jenatzy en 1899, pasando por los diseños de Voisin (como el C6 Laboratoire), el atrevido Dymaxion de Buckminster Fuller o el Benz Tropfenwagen de competición de 1923, esa alargada forma ha permanecido asociada a la velocidad. No importa si tras la Segunda Guerra Mundial el diseño de coches de carreras cambió profundamente, especialmente a partir de los Jaguar de Malcolm Sayer y los Ferrari de Scaglietti y el Mercedes SL de Uhlenhaut ya que la forma de proyectil permaneció vigente en competición mediante los nuevos «Fórmula 1» como el Porsche – Cisitalia. Otro influyente ámbito (que afecta al XL1) donde la forma de proyectil ha seguido vigente es en las interpretaciones futuristas, como los Firebird I, II y III de General Motors bajo dirección de Harley Earl (1953 – 1958) o de forma más reciente en el propio primo del XL1, el VW Nils presentado en Frankfurt hace dos años.
El XL1 y el futuro: emoción contra razón
El XL1, como decía al principio, ha eclipsado otros anuncios del grupo VW sobre coches de producción de los que han dado buena cuenta mis compañeros David Clavero y Mario Herráiz. El futuro Up! Plug-in Hybrid podría incluso ofrecer un consumo casi idéntico al del XL1 pero en una carrocería mucho más versátil. ¿Por qué entonces tanta atención para este excéntrico coche de fabricación casi artesanal?. ¿Por algo tan aparentemente banal como que sea un coche espectacular y proporcione una bonita galería de fotos (por cierto hechas íntegramente en los edificios de la Expo2008 de Zaragoza)?. En mi opinión, es justamente eso, una bonita y emocionante imagen con la que atraer la atención sobre su nueva gama de productos.
Su imagen es la interpretación actual del futuro tal y como lo hemos imaginado desde hace casi un siglo, un futuro que no sólo es eficiente, sino también rápido y con una forma radicalmente diferente a lo que conocemos. El XL1 es un auténtico «Show Car» que se producirá en serie pero en pequeñas cantidades, a un precio que aún no sabemos, y su misión será principalmente poner la cara excitante a un futuro cuyo rostro real será el de un Golf, A3 o Up!. Por eso sus formas están cuidadosamente estudiadas no sólo para otorgarle eficiencia, sino también un aire futurista y veloz cuyos rasgos incluso recuerdan al exclusivo W12. Pero ¿Qué importa la velocidad o dinamismo en un coche cuya máxima es la eficiencia? para Volkswagen (o para Piech) tiene tanta importancia que se desvela en la primera línea del histórico dossier de prensa: «El XL1 es un héroe de la automoción que sigue los puros principios del diseño de coches deportivos: poco peso, perfecta aerodinámica y un bajo centro de gravedad».
Fuente: Volkswagen Tecmovia
Fotos: Uli Sonntag | Volkswagen Media
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