Es turno de accionar el contacto del Toyota Prius Plug-In Hybrid después de haber efectuado una recarga completa de sus baterías en un tiempo de 105 minutos y que, según indica el ordenador de a bordo, nos permitirá realizar hasta 20.1 kilómetros con el único apoyo de la energía almacenada en las baterías. La ciudad y un tráfico fluido serán los primeros grandes retos de cara a descubrir el comportamiento de este híbrido enchufable en su escenario predilecto.
Sin embargo, antes de empezar sobreviene la duda sobre el concepto de híbrido enchufable pues, pese a que la propulsión 100% eléctrica es su mayor atractivo como sistema de movilidad, sus limitaciones nos hacen dudar de si finalmente estaremos realmente ante un producto a medias. Para ir erradicando miedos, Toyota nos señala que la autonomía de 23 kilómetros no es casual, ya que tras la experiencia acumulada en diversas fases piloto, este alcance se descubre como el registro útil que más usuarios necesitan en el día a día.
Eléctrico en ciudad, híbrido para todo lo demás
Lo primero a lo que el usuario debe acostumbrarse es al hecho de conectar el Toyota Prius Plug-In Hybrid al enchufe más cercano que exista en cada estacionamiento. Contar con las baterías a plena carga para afrontar recorridos será siempre garantía de un mayor ahorro en los trayectos, tanto o más cuando la energía almacenada provenga de un punto de recarga de acceso gratuito o la tarifa asociada nos brinde un coste muy reducido.
En ciudad, con las baterías completamente cargadas, el funcionamiento en modo «EV City» resulta suficiente para el 100% de los recorridos. Los límites de velocidad de 30 Km/h y 50 Km/h que encontramos durante el trayecto ofrecen un margen de uso más que suficiente para este modo de conducción eléctrica limitado a 34 CV de potencia máxima y con una velocidad máxima limitada a los 95 Km/h. Aún así, en caso de demandar un extra de potencia sobre el acelerador, el sistema pasará a funcionamiento híbrido de forma instantánea para suplir las carencias del propulsor eléctrico.
La propulsión eléctrica hace gala de un funcionamiento muy silencioso e invita a una conducción relajada, donde el máximo interés pasa de llegar al destino lo antes posible, a disfrutar de la conducción en sí misma. Es una forma diferente de conducir, es una manera que incluso hace incómoda la irrupción del motor gasolina, incluso siendo este propulsor de Toyota una mecánica muy silenciosa y parca en vibraciones.
La conducción deportiva, entendiéndose la búsqueda de extremos durante la conducción, no tiene cabida en el funcionamiento del Toyota Prius Plug-In Hybrid. La potencia combinada de 136 CV podría entenderse como un valor que aporta cierto nivel de prestaciones pero, a igualdad de potencia frente a mecánicas convencionales, los casi 140 CV de esta mecánica híbrida se ven muy disimulados mostrando una potencia suficiente para mantener ritmos legales de velocidad consiguiendo una economía de combustible propia de un motor movido por gasóleo.
Enfrentarnos a pendientes pronunciadas, por encima del 3%, supone un alto consumo de energía eléctrica y sin siquiera exigir las máximas prestaciones. Sin embargo aquí es justo tener en cuenta el camino de vuelta, donde podremos regenarar gran parte de la energía empleada en la subida. El conocimiento del trayecto nos permitirá conseguir una regeneración óptima a través de la transición entre los modos «D» y «B», algo a lo que no resulta difícil acostumbrarse y que invita a dejar en el olvido al pedal de freno.
Toyota Prius Plug-In Hybrid: hablemos de datos reales
Como la mejor forma de entender la influencia de las pendientes pasa por la valoración práctica, pasemos a ello: comenzando con las baterías completamente cargadas, inidicaban 20.1 Km, nos enfrentamos a una subida de 15,6 kilómetros con un desnivel de 700 metros de altura. La autonomía eléctrica a duras penas aguanta algo más de 7 kilómetros, realizando cumbre en modo híbrido con 8,1 l/100 Km registrados por el ordenador de a bordo. La bajada, en modo «EV City» y empleando alternativamente los modos de regeneración «D» y «B», nos permiten realizar el camino de vuelta acumulando 14,3 kilómetros recargados para autonomía eléctrica. El consumo medio global subida/bajada se sitúa entonces en 3,6 l/100 Km reales.
En vías rápidas empleando el funcionamiento híbrido, el Toyota Prius Plug-In Hybrid pone de manifiesto una característica muy a tener en cuenta durante el uso diario de este híbrido enchufable. Una vez la velocidad del marcador se encuentra en márgenes entre 90 Km/h y 120 Km/h, la planta híbrida mantiene casi intacta la energía eléctrica acumulada, permitiendo terminar la ruta por autovías con una autonomía para modo eléctrico mayor a la que comenzamos la travesía.
Durante el funcionamiento en modo híbrido, el sistema de propulsión selecciona de forma automática y, sin apenas percepción, el funcionamiento de híbrido en serie, híbrido en paralelo o eléctrico. Gracias a este esquema, el propulsor gasolina consigue transformar parte de la energía contenida en el combustible, en energía eléctrica que es almacenada en las baterías para posterior uso en circunstancias favorables para la propulsión 100% eléctrica.
El control de crucero es un aliado para eliminar fatigas en largas distancias, pero su abuso penaliza de manera notable la máxima eficiencia que puede extraerse del funcionamiento híbrido. La constante de mantener una velocidad de crucero penaliza el máximo ahorro, algo que obliga a recurrir al pie derecho para conseguir consumos hasta 0,8 litros inferiores. En modo «EV City» el control de crucero no permite su uso».
Consumo de diésel y autonomía eléctrica en torno a los 18 Km
El transcurso completo de la prueba con el Toyota Prius Plug-In Hybrid se tomó algo más de 1.500 kilómetros, de los cuales, alrededor de 1.100 kilómetros, han correspondido al recorrido entre Madrid y Málaga con un consumo real de 5.3 l/100 Km realizando los trayectos de ida y vuelta con las baterías completamente cargadas en origen; una velocidad media de 96 Km/h, la presión de inflado de los neumáticos en los valores recomendados por el fabricante y una climatología muy cambiante con máximas de 21º y mínimas de 5º.
Los restantes 400 kilómetros han correspondido a trayectos urbanos e interurbanos donde 100 kilómetros de los cuales se han realizado con la única energía almacenada en sus baterías. Hasta cinco puntos de recarga diferentes nos han permitido conocer la realidad sobre la infraestructura pública y las posibilidades actuales de un vehículo enchufable fuera de su conector habitual. El conexionado «Schuko» es la tónica dominante permitiendo potencias máximas teóricas de 2.3 kW, entre 1,7 kW y 2 kW según indicaciones del ordenador de a bordo del vehículo.
La autonomía en modo eléctrico nunca alcanzó la estimación ofrecida por el ordenador de a bordo, una autonomía que a igualdad de carga marcaba 20.1 Km tras la primera recarga y 19.9 Km tras realizar la última. Empleando el funcionamiento «EV City», más que suficiente para ciudad, la autonomía máxima conseguida de 18.3 kilómetros queda algo por debajo de los 23 kilómetros que ofrece el Toyota Prius Plug-In Hybrid entre sus especificaciones. Hablamos de un 20.5% menos de autonomía.
Ya conocemos las virtudes y defectos del Toyota Prius Plug-In Hybrid, ahora es el turno de descubrir todo cuanto rodea a la condición enchufable: infraestructura, sociedad y cultura serán nuestros próximos compañeros en la tercera parte de esta prueba en profundidad…
En Tecmovia: Toyota Prius Plug-In Hybrid, a prueba Primera parte (I) | Segunda parte (II) | Tercera Parte (III) | Cuarta parte (IV)
En Diariomotor: Cultura, respeto y puntos de recarga públicos, la perfecta muestra del “Así nos va”