La red de distribución eléctrica de Francia lanza un toque de atención a modo de globo sonda para las administraciones públicas. El crecimiento previsto para el vehículo eléctrico en Francia podría desencadenar situaciones de exceso de demanda que sumirían a la red en un punto crítico. Este punto crítico podría desencadenar el cambio de modelo energético hacia un país importador de energía o un país donde la absorción de los grandes picos energéticos tuvieran que subsanarse a través de centrales eléctricas muy contaminantes.
Se trata de una previsión realizada bajo los últimos inviernos, estimación realizada sobre los 11 últimos años, donde Francia ha conseguido superar ejercicio tras ejercicio sus máximo históricos en demanda. El abastecimiento vía energía nuclear ha fomentado el boom de consumidores eléctricos en el hogar, un hecho que ante la llegada del vehículo eléctrico ya no sería sostenible por un país que incluso ha llegado a importar energía en puntos determinados de estos últimos 11 años.
La infraestructura podría no estar a la altura del vehículo eléctrico
Como no podía ser de otro modo, los miedos tienen mucho que ver con la comercialización del Renault ZOE en su territorio natal. En Francia, Renault espera cosechar un gran éxito con su modelo polivalente afincado en el segmento B gracias a grandes ayudas y subvenciones. El problema vendría cuando los usuarios de todos los ZOE vendidos decidan pararse a recargar, un momento que según la red eléctrica francesa podría coincidir con los picos históricos de demanda invernales situados en torno a la hora de la cena.
No se trata de una situación de alarma sino de aviso a navegantes de que la infraestructura actual no es capaz de asimilar la adopción de un parque móvil eléctrico. Hay que tener en cuenta que un vehículo eléctrico como el Renault ZOE se convierte en un consumidor eléctrico que necesita de entre 3 y 6 kilowatios constantes en condiciones mínimas. La problemática para soportar esta teórica demanda vendría con el empleo forzoso de centrales térmicas, cogeneración y gas para soportar los tramos flexibles de demanda sobre la aportación vía energía nuclear.
La recarga inteligente podría ofrecer una solución, quizás no una solución definitiva, pero si permitiría una mayor y mejor gestión de la red. Los protocolos Vehicle-2-Grid ofrecen recarga variable y en sentido bidireccional, pero que el usuario quiera recargar a 22 kW y sólo se permita hasta 3 kW por circunstancias de la demanda podría convertirse en un daño incalculable para la movilidad eléctrica.
De lo que no cabe la menor duda es que, ante tanto y tanto impulso que se le pretende dar al vehículo eléctrico, hay que ser honestos y admitir que el problema nunca ha sido el vehículo en sí mismo, sino en la capacidad real de ofrecer un respaldo de recarga con garantías.
Fuente: AutomotiveNews
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