Hartos de escuchar que no se puede tener todo en la vida, ahora va AMG y nos deja caer que el propulsor V12 gasolina de Mercedes-Benz está en peligro de extinción ante las nuevas exigencias en emisiones y la demanda del mercado que comienza a reclamar nuevas apuestas. Se trata indiscutiblemente de una decisión motivada por la tendencia hacia el downsizing extremo de algunos fabricante de cara a encontrar la mejor fórmula para afrontar las nuevas leyes en emisiones.
Aún así, AMG ha subrayado que el potencial de las mecánicas convencionales dista mucho de haber tocado techo en lo que a capacidad de evolución se refiere. Un hecho que no nos suena precisamente nuevo y que vuelve a confirmar que el propulsor convencional, ya sea diésel o gasolina, cuenta todavía con un importante margen de mejora para ofrecer algo más. Aún así, AMG ha confirmado que esta disposición de doce cilindros en «V» desaparecerá falta de argumentos para respaldar su uso y desarrollo en un futuro.
Siempre que hablamos sobre los límites para evolucionar las mecánicas convencionales, no se puede evitar echar un ojo a Mazda y su apuesta en la tecnología SKYACTIV. En su momento se consideró que la firma nipona había emprendido un camino harto difícil que pretendía ofrecer mecánicas tradicionales muy evolucionadas frente a la apuesta híbrida del grueso del mercado. Cierto es que el planteamiento es arriesgado, pero conocidos sus frutos, la idea de Mazda ha mostrado su total y remarcable validez.
Así, en Mercedes y AMG no sueñan con la propulsión híbrida como una necesidad de urgencia en todos sus modelos, todavía no. El carácter deportivo y la entrega de prestaciones es, sin duda, el mayor perjudicado de la reducción en las emisiones de CO2. Sin embargo, marcas como Porsche, Ferrai o McLaren ya han mostrado que la adición de un propulsor eléctrico les permitirá seguir muy vivas en el negocio de vender coches con potencias por encima de los 900 CV.
El propulsor convencional todavía guarda un importante margen de mejora
AMG ha dado la negativa al gasóleo en tanto que el uso de este carburante no ofrece lo que la filial deportiva de Mercedes-Benz luce en sus productos. Las esperanzas de la industria pasa principalmente por la revisión en profundidad de dos aspectos clave en la eficiencia de los propulsores convencionales: las pérdidas por fricción y la gestión térmica. Otros aspectos como el control independiente de las válvulas, eliminación completa del árbol de levas, comienzan a postularse como una tecnología más cercana a producción.
Lo que no se puede negar es que el concepto de mecánica tradicional todavía guarda un alto potencial de mejora. La hibridación en mayor o menor grado es una solución excelente, aunque no es la única solución. Mazda como fabricante más visible en esta apuesta contracorriente ha demostrado resultados sobresaliente con mecánicas movidas por gasóleo capaces de cumplir la normativa Euro VI sin necesidad de dispositivos de reducción catalítica por inyección de Urea. Ahí es nada.
Fuente: WCF
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