Muy a menudo estamos descubriendo que la industria automovilística habla abiertamente de técnicas estilísticas basadas en el concepto de diseño orgánico. No se trata de una característica escogida al azar, ni mucho menos, sino que hablamos de un concepto que busca en la naturaleza la armonía reinante de cara a ofrecer figuras y trazos que hablen de movimiento continuo en sus formas.
Un aspecto condicionante de este mayor énfasis de la industria en el diseño orgánico tiene que ver con el alto interés que está acaparando la aerodinámica, ya sea en la búsqueda de mayor eficiencia, o en ofrecer un nuevo nivel prestacional. Podemos pensar en una gota de agua o en el crecimiento vegetal en cada una de sus nuevas ramificaciones, pero todo responde al estudio del diseño orgánico
Sensación de movimiento en cada perspectiva
No sólo hablamos de un diseño que ejerce su influencia en el automóvil, sino que podemos encontrar su expresión gráfica en infinidad de construcciones que buscan adaptarse al medio en el que han sido asentadas. La mimetización con el entorno y sus propias superficies buscan igualmente hacer del todo absoluto el verdadero protagonista.
Líneas limpias y complejidad visual han conseguido marcar grandes diseños que a día de hoy siguen siendo auténticas joyas rodantes, pero la industria apuesta en conjunto por ofrecer un nuevo lenguaje de diseño que hable de movimiento en el sentido más estricto del concepto fluir. Una máxima perseguida hoy y siempre es conseguir transmitir movimiento incluso desde parado, una idea no siempre fácil de conseguir si no se quiere caer en la exageración y la sobrecarga visual.
La aerodinámica activa es también a día de hoy una de las grandes fuentes del diseño orgánico de cara a garantizar un rango dinámico de carga. Una silueta totalmente capaz de ofrecer un control en recta inigualable, ahora también es capaz de ofrecer un paso por curva excepcional jugando con el apoyo independiente en cada vértice del vehículo.
Vehículos como el McLaren P1 o el recientemente presentado Renault Twin’Z son sólo algunas de las muestras donde el diseño orgánico luce en no pocos detalles. Obviamente el planteamiento es muy diferente en cada caso, pero la armonía en la continuidad de sus trazos es innegable desde todas sus perspectivas.
Inspiración en la naturaleza
Cada vez más vehículos están comenzando a mostrar su inspiración en la naturaleza. Como ejemplo práctico del empleo de este diseño más allá de su estilismo, el Renault Twin’Z hace gala de unas llantas de aleación que han sido construidas inspirándose en el crecimiento natural de la vegetación. De este modo se ha conseguido un reparto del peso óptimo en relación al eje de la rueda, distribuyendo éste a través de las diferentes ramificaciones.
La iluminación, por otro lado, no escapa a esta tendencia, buscando en estos momentos un idéntico flujo continuo de las formas. Gracias al empleo de la tecnología LED comenzamos a descubrir luces que indican el sentido de giro mediante un movimiento y no sólo por la emisión de luz. Más allá, marcas como Audi o Renault ya han confiado en la tecnología OLED para mostrar un movimiento continuo sobre la carrocería donde poder descubrir formas infinitas que añadan diseño a la propia línea exterior.
Fuente: Renault | Mazda | Audi
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