Ya sea en EE.UU., Europa o Japón, los denominados ciclos de homologación que se emplean hacen uso de condiciones de laboratorio que reflejan datos de consumo muy alejados de la realidad. Un aspecto muy denunciado es la falta de medición de los consumos con el funcionamiento del climatizador activado durante el total de la prueba, un elemento que en el grueso de los vehículos siempre se encuentra en funcionamiento en mayor o menor grado y que ineludiblemente supone un gasto extra de la energía contenida en el combustible.
Puestos a criticar las condiciones que definen los ciclos de homologación NEDC o EPA, la ausencia de variables como el funcionamiento del aire acondicionado es una más entre muchas, pero dada la repercusión que está teniendo su uso en vehículos eléctricos a baterías, podría llegar el momento en el que el sistema de climatización llegue a formar parte de los condicionantes que se establecen para el total del ciclo de homologación.
Múltiples variables que no influyen en la homologación de consumos
En vehículos movidos por un propulsor convencional, General Motors dice estimar que el impacto del sistema de climatización supone un 5% del consumo total de carburante. En el caso de eléctricos a baterías, la climatización supera con creces este porcentaje de impacto, arrojando una variable a controlar muy de cerca cuando el uso del vehículo a baterías se realiza en climas extremos. Tanto es así que la calefacción se ha convertido en uno de los verdaderos quebraderos de cabeza por parte de los fabricantes, llevándose consigo una gran parte de la evolución y desarrollo que se invierte en los vehículos a baterías.
En estos momentos, la Agencia de Protección Ambiental norteamerican (EPA) cuenta con un ensayo que condiciona el ciclo FTP-75 y realiza un test de 596 segundos con la climatización activada. El objetivo de este test, denominado SFTP SC03 Cycle, es tener en cuenta la evolución y la mejora en eficiencia de los sistemas de climatización de cara a considerar su impacto como una variable más en el ciclo de homologación desde el año 2000.
La realidad de los diferentes modelos que se emplean para homologar consumos nos deja con un sabor muy amargo en lo que a veracidad se refiere. El ciclo norteamericano EPA es a todas las luces la fórmula que mayores garantías brinda, pero aún así, sus condiciones de homologación siguen dejando en el tintero importantes consideraciones. La llegada de nuevos formatos de propulsión está destapando que estos ciclos no ofrecen una visión real del gasto energético, ya que a la postre sólo se considera el gasto de combustible y las emisiones en detrimento de factores como la verdadera eficiencia energética de todo su sistema de propulsión.
Fuente: SAE
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