Fabricantes como Tesla nos han demostrado que el concepto de actualización de software o «update» ya no es un extraño para la industria del automóvil. Los denominados «patch», «fixes», etc. pretenden convertirse en el pan nuestro de cada día de cara a ofrecer un nuevo prisma en la evolución de los vehículos y sus sistemas integrados, ¿La problemática? acabar odiando estas actualizaciones tanto o más que los mensajes que ofrecen nuestros dispositivos personales para que los actualicemos a día de hoy.
Ahora han sido Jaguar y Land Rover las firmas que han fijado su atención en la difusión de actualizaciones de software de forma remota empleando el acceso a intenet que está disponibles en sus vehículos. Es sencillo, con el único empleo de la conectividad 3G o 4G LTE, el vehículo será capaz de captar cualquier nueva actualización que el fabricante haya enviado a la red mediante un cifrado determinado al que sólo tengan acceso y visibilidad los vehículos que la firma considere.
Mejoras constantes y actualizaciones infinitas
Según el grueso de fabricante que pretenden instalar esta nueva modalidad de servicios postventa, las ventajas son plenas para el usuario garantizando una disponibilidad plena de mejoras y adición de nuevos servicios. Sobre el papel parece que esta nueva fórmula permitirá contar con herramientas de infoentretenimiento mejor capacitadas para sobrevivir al paso del tiempo, sin embargo también se abre la puerta a una era donde puede que las actualizaciones no terminen nunca o donde el vehículo pueda qeudarse literalmente «colgado» en caso de que algo falle durante el proceso de actualización.
La era «Open Source» o de código abierto que firmas como Ford quieren instaurar tiene también su repercusión en este concepto de servicios remotos. A priori, cualquier usuario podrá tener acceso a las herramientas que emplea Ford para diseñar software y hardware de cara a mejorar de forma notable las posibilidades que hoy en día ofrecen los vehículos del fabricante norteamericano.
La Nube tampoco es ya una desconocida para la industria del automóvil a sabiendas de que esta unidad de almacenamiento virtual permite una oferta en tiempo real de servicios y mucho más. Todo cuanto necesite el usuario en relación a aplicaciones, nuevos servicios o funciones avanzadas podrá estar al alcance de un «click» con sólo ofrecer acceso a internet a nuestro vehículo.
De vehículo a electrónica de consumo
Tesla sin duda se encuentra en un estrato superior a todo lo aquí propuesto, pues las actualizaciones del fabricante van mucho más allá afectando al software que gobierna por completo el vehículo. Todo cuanto sucede en el Tesla Model S es factible de ser rediseñado vía software en cuanto a funcionamiento, un motivo que Tesla pretende explotar de forma exagerada de cara a mitigar el paso de los años por la berlina eléctrica.
En Tecmovia hemos analizado las ventajas e inconvenientes del vehículo conectado, haciendo especial hincapié en los riesgos que descubre el hecho de hablar de un vehículo que permite acceso remoto al grueso de sus funciones. Lo que no cabe la menor duda es de que la industria ha fijado sus metas en ofrecer servicios y mejoras de forma remota para evitar el tedioso paso por taller o la necesidad de adquirir soportes de almacenamiento.
El vehículo del mañana primero nos avisará de una nueva actualización, segundo nos informará de su estado de progreso y, tercero y más importante, nos hará rezar como hemos hecho hasta ahora para que durante el proceso de actualización no se produzca ningún fallo que haga de nuestro vehículo un pisapapeles de tamaño industrial.
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