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Los coches eléctricos en el Salón de Barcelona: ¿Vuelta a la casilla de salida?

La edición de 2011 del Salón del Automóvil de Barcelona fue una puesta de largo para los coches eléctricos, con la llegada de varios modelos al mercado. El novedoso Nissan Leaf, junto con su primo el Renault Fluence, ofrecía una versión muy real y versátil de los coches eléctricos, además del exótico Chevrolet Volt / Opel Ampera y un buen puñado de «concept» que aseguraban la evolución a medio plazo. Dos años después el Salón ha vuelto a estar trufado de novedades eléctricas, entre ellas la versión «2.0» del propio Leaf, pero el optimismo que se respiraba en torno a la movilidad eléctrica en la anterior edición parece haberse desvanecido parcialmente. Las infraestructuras de recarga tardan en llegar, la normativa evoluciona lentamente, las ayudas llegan con cuentagotas y las ventas a particulares siguen siendo testimoniales. Cuando comienza a llegar la segunda generación… ¿han vuelto los coches eléctricos a la casilla de salida?

Novedades eléctricas en Barcelona

En esta edición del Salón del Automóvil de Barcelona marcada por la crisis y con grandes ausencias, los coches eléctricos vuelven a atraer una parte importante de la atención como vienen haciendo desde hace varios años en cada nueva cita de la industria. VW presenta el e-UP!, versión eléctrica de su compacto con 150 km de autonomía, y primer coche 100% eléctrico que comercializa la marca. El e-UP! abre además la puerta a otros dos eléctricos, el Seat Mii y el Skoda Citigo que, si bien estás por confirmar, es verosímil que lleguen antes o después. Nissan por su parte daba a conocer el Leaf que podríamos llamar «2.0» o «EuroLeaf», ya que comienza a fabricarse en Inglaterra.

El VW e-UP!, el Nissan Leaf fabricado en Europa, la furgoneta e-NV200 y el Hyndai IX35 con pila de hidrógeno muestran en Barcelona el presente de los coches eléctricos

Las mejoras del Leaf a nivel de climatización, aerodinámica y gestión de la regeneración le permiten alcanzar los 199 km de autonomía además de liberar espacio en el maletero ganando en versatilidad. Nissan también abre camino entre los vehículos comerciales y de ocio con la versión eléctrica de la furgoneta NV200, que se comenzará a fabricar en 2014 en Barcelona. Por su parte Hyundai acudía con la séptima generación de su coche de pila de Hidrógeno, el IX35 FCEV , con el que tuvimos una breve toma de contacto, primer coche del mundo en producirse en serie con esa tecnología y que ofrece 600 km de autonomía con carga a 700 bares de presión. Entre el resto de las marcas los híbridos enchufables cubrían el aspecto de la nueva movilidad con el Audi A3 e-Tron Concept como novedad más destacada.

Los eléctricos frente a los elementos

Sin embargo entre los fabricantes, la prensa y también el público la expectación acerca de los vehículos eléctricos parecía llenarse de dudas. Constantemente en las conversaciones se preguntaban los unos a los otros «¿Cómo veis el tema de los coches eléctricos?». Todos los fabricantes son conscientes de que estos vehículos van a ser un importante sector de mercado a medio plazo. Sin embargo la realidad de las ventas es más prosaica y menos esperanzadora. Las entregas de eléctricos a particulares son puramente testimoniales y se pueden contar con los dedos de unas pocas manos.

El confuso marco normativo para la recarga, las pocas infraestructuras, el estigma de la autonomía y las escasas ayudas a la compra hacen que las ventas de eléctricos a particulares apenas hayan despegado en dos años

La mayor parte de los coches matriculados responden a flotas de empresas con las que hay acuerdos estratégicos (Endesa, Telefónica…), empresas del sector del turismo (hoteles, alquiler…) administraciones públicas (pocas, dados los recortes en gasto) o incluso los propios fabricantes, que tienen sus pequeñas flotas destinadas a demostración, ejecutivos etc.
La lenta llegada de las infraestructuras de recarga parece otra de las barreras, por más que las marcas y también la prensa demuestren que la ansiedad por la autonomía se vence con facilidad (ver la prueba de 2000 km de mi compañero David G. Arlés con el Nissan Leaf). La normativa que tiene que regular la instalación de puntos de recarga para particulares es otro escollo para la implantación de los eléctricos. Tras muchos meses de retraso parece que próximamente se desbloqueará ofreciendo diversas opciones de contrato a los usuarios de garajes comunitarios, que hasta ahora sólo encuentran problemas y falta de apoyos. Y por último, las ayudas a particulares para la compra de eléctricos se revelan como una clave cuando los eléctricos mantienen aún unos precios muy elevados. Para 2013 se prevén 10 millones de € en ayudas a la compra (frente a los 49 de 2012) y el montante por coche ascenderá hasta 5500 € en el caso de los vehículos 100% eléctricos. La cifra no hace albergar grandes esperanzas, observando además las escasas ventas de coches en general, de modo que los fabricantes se muestran cautos (por no decir escépticos) sobre el crecimiento de los eléctricos en este año.

Presente electrizante

Pero más allá de las barreras normativas, económicas y sociales ¿Son interesantes los coches eléctricos?. Si nos abstraemos de las dificultades que los rodean, la respuesta sólo puede ser un rotundo si. Y no sólo por el hecho de desplazarse sin emitir gases en el entorno, sino porque sus cualidades como medio de locomoción son muy satisfactorias siempre que nos limitemos a un entorno urbano. El pasado jueves, mientras tenía una toma de contacto con el Renault ZOE por Montjuic, pensaba en mi primera vez conduciendo un coche eléctrico, un Nissan Leaf, justo hace dos años en estas mismas calles. Recordaba que lo que más me impresionó del Leaf es… que era un coche perfectamente normal, no muy alejado de mi Nissan Qashqai.

Hablando de tecnología y placer de uso, el ZOE me ha gustado aún más de lo que me gustó el Nissan Leaf en 2011, que ya es decir

Más allá de los problemas de recarga, precio y autonomía la tecnología, aún con sus limitaciones, se encontraba en perfecto estado de consumo. Al cabo de esos dos años, el ZOE me ha gustado aún más de lo que me gustó el Leaf en su día. Con un acabado más atractivo y refinado, algo más pequeño y sobre todo rebosante de nervio y agilidad. Desconectado el modo «Eco» la respuesta es tan inmediata y dinámica como uno espera de un compacto con vocación urbana, y con el modo «Eco» conectado su conducción es dulce y silenciosa (salvo por un desconcertante sonido al regenerar a baja velocidad). El pequeño Renault eléctrico es sumamente agradable para circular por ciudad, un coche que uno desearía tener para los desplazamientos diarios en una gran urbe.

Un ZOE cuesta algo más de 15000 € con las ayudas del gobierno, a lo que hay que sumar un alquiler mensual de la batería de 79 €. Un precio no tan disparatado si se compara con un Clio diésel, y por el cual se obtiene un coche bien acabado y capaz. Además en los centros de las ciudades puedes aparcar librándote de las tarifas de párking y las ventajas fiscales y de uso seguirán creciendo. Eso sí, si un día quiere uno hacer una escapada de fin de semana necesitará otro coche (Renault ofrece coches de sustitución dentro de sus contratos de alquiler de las baterías). Incluso dentro de su ciudad tendrá que memorizar los puntos de recarga por si los desplazamientos de casa al trabajo incorporan variables como el supermercado, el colegio de los niños, la visita a los abuelos etc. Con el coche cargado al 100% cada día 150 km de ciudad dan mucho de sí, pero si no se vive en un unifamiliar será complicado recargar el coche cada noche y saldrá muy caro o terminará por ser incómodo.

¿Vuelta a la casilla de salida?

Aunque los coches son más, mejores y más refinados, dos años después de la puesta de largo del Leaf en Barcelona, los puntos fuertes y las contrapartidas de los coches eléctricos siguen siendo las mismas. Seguramente las expectativas para la llegada de la flota eléctrica fueron demasiado optimistas y la crisis haya jugado en contra de las ventas y la economía de escala. Es posible que los híbridos enchufables, cuya versatilidad es mucho mayor, causen menos expectación y tengan menos atractivo y por eso hayan quedado en un segundo plano frente a los eléctricos cuando serían el paso intermedio ideal hacia los 100% eléctricos. Y por último es posible que la mejora en la tecnología no sea tan visible y aunque las sensaciones que los coches transmiten sean magníficas, la cifra de la autonomía siga siendo un estigma.

Por eso parece que después de lo andado los eléctricos hubiesen vuelto a la casilla de salida y enfrentarse a todos los obstáculos de nuevo. Quizá en la próxima edición del Salón de Barcelona el paisaje haya cambiado, esta vez sí, de forma contundente y esperanzadora.

Fuente: Tecmovia
Fotos: Tecmovia
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Luis Miguel Ortego

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