Según el último informe publicado por el Consejo Internacional sobre el Transporte Limpio, las discrepancias entre los datos de consumo homologados y los consumos reales registrados cada vez son más altas, aumentando en la última década un 10% hasta llegar a una media de desajuste del 25%. Este informe pretende poner de manifiesto que algo falla al hablar de consumo real y consumo homologado, encontrándonos con un sistema de homologación irreal para ser usado como referencia en el mercado.
El informe señala de forma directa a los principales fabricantes alemanes: BMW, Audi, Mercedes-Benz… como los fabricantes que mayores diferencias ofrecen en materia de consumos, siendo BMW la principal marca que encabeza la lista con un 30% de diferencia entre consumo real y consumo homologado, siendo el consumo homologado el registro inferior; por si alguien escondía alguna duda.
Aquí hay algo que falla
El punto más importante del informe tiene que ver con la sección que podría traducirse como denuncia de las herramientas que emplean los fabricantes para homologar consumos cada vez más bajos. En la actualidad, los fabricantes ha apostado por incluir importantes avances tecnológicos para pasar con éxito las pruebas de homologación, sin embargo, una vez el vehículo ha de enfrentarse a la realidad del día a día, las mejoras introducidas no ofrecen tanta mejoría como cabría esperar.
A todas luces, este es el principal problema que esconde toda esta temática. Los ciclos de homologación, ya sean NEDC, EPA, etc. establecen condiciones de trabajo y uso del propulsor tan irreales que, ni queriendo emular sus condiciones a tráfico abierto, se consiguen idénticos valores de consumo por el mejor usuario que cuente con ciertas nociones de conducción eficiente.
Pero el problema no se queda ahí, ya que con la llegada de sistemas de propulsión híbrida e híbrida enchufable, la falta de veracidad en los consumos se vuelve aún más alarmante al despreciarse por completo el origen de la energía almacenada en las baterías. Así, un vehículo como el Porsche Panamera S E-Hybrid con 36 kilómetros de autonomía en modo eléctrico disponibles hasta los 136 Km/h, una potencia de 416 CV y un peso de 2,2 toneladas, consigue llegar al mercado homologando la mareante cifra de 3,1 l/100.
La llegada de más tecnología favorece aún más la discrepancia
Lo que está claro es que algo falla en la base de este sistema de homologación implementado como referencia. La evolución de la técnica y la tecnología ha permitido hablar de mayores porcentajes de eficiencia, pero la realidad en comparación con la homologación deja entrever que los datos que figuran en la ficha del vehículo son poco más que una broma de dudoso gusto.
Con motivo de este informe no podía dejar pasar la oportunidad de recordar la denuncia conjunta que se le interpuso a Hyundai Norteamérica por alterar las cifras de consumo en pos de un mejor argumento de ventas. Posteriormente, han sido los Ford híbridos los acusados de falta de rigor en la homologación de consumos y, o mucho me equivoco, o es solo cuestión de tiempo que este tipo de iniciativas por parte del consumidor se vayan repitiendo cada vez más, para promover una mejora sustancial del criterio que hace oficiales consumos y emisiones.
Fuente: ICCT | Autoexpress vía WCF
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