La NHTSA (EE.UU.), administración similar a EuroNCAP en Europa, ha dado el primer paso en el establecimiento de un criterio de regulación, investigación y desarrollo de las tecnologías relacionadas con la conducción autónoma de cara a contar con el necesario marco regulador que solicitaba la industria del automóvil. Se trata del primer reglamento diseñado para acotar el uso de la conducción autónoma, su aplicación y su repercusión a nivel legal.
Entre los grandes avances que se establecen a través de esta regulación, se encuentra la inclusión de una jerarquía para identificar diferentes modalidades de conducción autónoma según su capacidad para conducir de forma completamente independiente. De este modo se pretende conseguir un código de empleo de la tecnología que permita a leyes y autoridades delimitar el uso de la conducción autónoma.
5 niveles para identificar la aplicación de conducción autónoma
A grandes rasgos se puede entender que la intención de este marco regulador es ofrecer a fabricantes y autoridades una fórmula sencilla donde dar a cabida a la tecnología. Serán cinco los niveles de valoración para determinar el grado de conducción autónoma: nivel «0» donde el conductor no cuenta con ningún tipo de asistencia, nivel «1» donde se enmarca la incorporación de tecnologías como la frenada automática o guiado de carril, nivel «2» donde se consideran los controles de crucero adaptativos, nivel «3» para la conducción semiautónoma enfocada a situaciones específicas como congestión de tráfico y nivel «4» en la que se considera al vehículo completamente autónomo.
A través de estos diferentes niveles, los vehículos puestos en el mercado contarán con la identificación de su correspondiente nivel conforme a la tecnología instalada. Así, los estados que busquen la implantanción y regulación de esta tecnología, podrán permitir rodar en sus carreteras un determinado nivel u otro, permitiendo también poder contar con áreas específicas para posibilitar o prohibir el uso de vehículos 100% autónomos.
Por el momento se trata de un texto diseñado para dar a luz una ley sobre la aplicación de la conducción autónoma. Hablamos de un paso muy importante de cara a garantizar la seguridad de los usuarios y establecer un criterio de desarrollo e investigación sobre la tecnología. La responsabilidad es otro de los grandes frentes en la inclusión de la conducción autónoma, pues todavía resulta harto difícil encontrar culpables y responsabilidades ante un posible accidente producido por un coche que en realidad no estaba siendo conducido.
Fuente: GreenCarCongress
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