En la enésima entrega de la difícil relación entre Fiat-Chrysler y la propulsión alternativa, una vez más se vuelve a dejar claro que el grupo Fiat-Chrysler no se plantea la hibridación o electrificación de su gama a corto plazo. Fiat apuesta por el downsizing y la evolución de las mecánicas diésel para rivalizar en consumos con el resto de fabricantes con sistemas híbridos en sus modelos.
Para Fiat-Chrysler, el problema real es el precio de la tecnología. Un precio que obliga a fabricar un producto que el cliente no está dispuesto a pagar. Este hecho es cierto hasta un determinado punto al hablar de tecnología de propulsión eléctrica, sin embargo, quizás sea una falta de mayor campo de miras lo que esté fallando en Fiat-Chrysler al no considerar que la inversión inicial en un proyecto de semejante envergadura permite brindar jugosos beneficios a medio-largo plazo.
¿Merece la pena invertir a pérdida en propulsión eléctrica?
Queda claro que el principal motivo que impide ver un híbrido o eléctrico en Fiat-Chrysler no es otro que el alto coste de la tecnología, un coste que después se ve trasladado al precio de venta donde el cliente final decide no comprar. Así, productos como el Fiat 500e han llegado al mercado declarando serias pérdidas para el fabricante aún a sabiendas de que han creado un producto que hace gala de un plantel técnico a la altura del resto de fabricantes en eficiencia y posibilidades.
Entendiéndose la postura de Fiat-Chrysler, es inevitable no pensar en firmas como Toyota que han apostado por una tecnología propia, generación tras generación, hasta haberse convertido en el objetivo de todos los fabricantes automovilísticos. Parece que Fiat no está interesa en liderar una lucha por la investigación tecnológica en este campo, aludiendo a que otras fórmulas actuales como el diésel, el GLP o el GNC son todavía herramientas más que útiles para reducir emisiones sin disparar costes de producción.
La problemática a la que se enfrenta Fiat no es baladí. En Fiat saben que tarde o temprano deberán ofrecer híbridos para saciar la demanda del mercado, aún así, la idea es apostar en paralelo por la evolución de otras tecnologías más convencionales para, llegado el momento, subirse al carro de la propulsión eléctrica una vez el mercado y la producción aseguren una relación costes/ingresos que ofrezca beneficios en la comercialización.
Fuente: AutomotiveNews
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