Con motivo del Salón del Vehículo y Combustibles Alternativos de Valladolid, tuvimos ocasión de conocer en persona y conversar un rato con Roberto San José, probablemente el mejor embajador del Nissan Leaf en España. Hablamos del ya famoso taxista que conduce un Nissan Leaf como herramienta de trabajo.
Su taxi ya ha superado los 100.000 km de servicio en un par de años y parece estar dando un resultado sobresaliente, a juzgar por sus opiniones. Pocos usuarios conocen mejor el producto, digo yo, así que vamos a relatar su experiencia, tal como la cuenta él mismo.
Los datos de Roberto son aplastantes: 4.000 km al mes por 80 € de electricidad, un juego de 4 neumáticos cambiados a los 96.000 km (tras permutarlos para compensar desgaste) y una revisión de 125€ cada 30.000 km. Parecen los costes de una moto. En energía concretamente, se está gastando unos 2 €/100km gracias a la tarifa con discriminación horaria de su casa y a un uso ultra-eficiente que hace del coche.
En cuanto al precio de las ruedas, afirma que le han costado unos 100 € cada una, montadas, a pesar de tratarse de neumáticos específicos para coche eléctrico. Cero averías, acompañadas de discos y pastillas de freno en perfecto estado de conservación, redondean una experiencia plenamente satisfactoria en lo tocante a costes.
Siempre según este convencido de la movilidad eléctrica, nunca se ha quedado tirado y son muy pocas las carreras que ha tenido que rechazar por falta de autonomía. Apenas un viaje a Madrid al año, que no le compensaría el ahorro que supone tener un eléctrico.
Su estrategia de Roberto con respecto a las recargas es sencilla: carga de noche y a mediodía en su propio domicilio y dispone de un punto de recarga rápida en la ciudad, para casos de necesidad que son poco frecuentes.
Su cálculo de ahorro anual con respecto a un taxi térmico supera holgadamente los 3.000 €, aunque para alcanzar esta cifra hay que hacer los 50.000 km que se mete este entusiasta de la movilidad eléctrica entre pecho y espalda, y que parecen casi inalcanzables para alguien que no viva del transporte.
La pregunta es obligada: ¿por qué no cunde el ejemplo entre los colegas? ¿simplemente por aversión al riesgo o no es tan fácil hacer rentable un taxi eléctrico? Los Prius también tardaron en cuajar, pero este caso es realmente único, lo que nos deja con la inevitable duda.
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