El cada vez mayor protagonismo de la eficiencia en los nuevos esquemas de propulsión está llevando consigo una importante demanda de sistemas de almacenamiento energético. Esta necesidad está forzando a trabajar con baterías de mayor capacidad y peso que, irremediablemente, no ofrecen la mejor solución práctica hasta que no se consiga un importante avance en las químicas empleadas que de como resultado una mayor densidad energética.
Fruto de este difícil equilibrio entre peso y capacidad que ofrecen la actual tecnología de baterías, los supercondesadores comienzan a reclamar para sí un mayor interés por parte de la industria automovilística. Su papel en en la electromovilidad apenas ofrece mínimas autonomías, pero lo realmente importante es su alta velocidad de carga y descarga y el atractivo compromiso peso/costes que ofrece su aplicación en producción en serie.
Porque no todo es cuestión de baterías
Los sistemas microhíbridos son una realidad en el mercado actual, un mercado que ve como estos sistemas cada vez tienen mayor protagonismo en el vehículo y donde la función Start&Stop apenas es ya una de la muchas posibilidades. Con el aumento de las prestaciones de los sistemas microhíbridos, el consumo y emisiones se ven reducidos, pero la electrificación del vehículo va a más con la consiguiente necesidad de mayor capacidad de acumulación energética.
Ahí es donde entran en escena los supercondensadores. Diseños basados en packs de supercondensadores pensados para almacenar una cantidad de carga eléctrica que puede ser recuperdada y devuelta en un tiempo muy reducido con picos de potencia muy elevados. De este modo el tiempo de carga y descarga se vuelve su mayor cualidad.
Microhíbridos como principal mercado de los supercondensadores
Enfocados en diseños híbridos y microhíbridos, los supercondensadores permiten un alta eficiencia en la regeneración al asumir altas tensiones de trabajo y potencia. Su uso en el mercado ya es real en sistemas como el Mazda i-ELOOP o las mecánicas e-HDI de Peugeot y Citroën. Según las estimaciones de la firma japonesa Mazda, el ahorro de carburante alcanza el 10%, añadiendo una vida útil del sistema mucho mayor que las instalaciones que hacen único uso de baterías convencionales.
El potencial de los supercondesadores a corto y medio plazo viene a través del uso de instalaciones duales que hagan uso de baterías y supercondensadores con funciones específicas para cada sistema. Estas instalaciones obligatoriamente necesitan del siempre reclamado nuevo estándar de 48 Voltios para mejorar la eficiencia en la gestión energética y multiplicar las posibilidades de la asistencia al propulsor térmico.
Fuente: SAE | Lux Research
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