La movilidad eléctrica sigue encontrando muchos obstáculos que vencer, y uno de ellos no es otro que lo tedioso de realizar la recarga de las baterías a través de un engorroso cargador por cable que hay que llevar con nosotros con especial cuidado de que este no sufra desperfectos o daños cuando hagamos uso de él en espacios públicos.
Si a los largos tiempos de carga que requieren los vehículos eléctricos a baterías añadimos la vulnerabilidad de los cargadores por cable, encontramos una solución que poco aporta al impulso de la movilidad eléctrica. Robo, pérdida, daños por vandalismo son algunas de las situaciones en las que puede verse envuelto el cargador tradicional, una serie de incovenientes que han acelerado el desarrollo de la recarga inalámbrica en pos de olvidarnos de una vez por todas de los cables.
El formato de recarga que no entiende de guerras entre conectores
Así la recarga inalámbrica gana adeptos entre los fabricantes que en su práctica totalidad ya cuentan con algún tipo de proyecto para el desarrollo de una solución comercial basada en la recarga sin cables. Obviamente, el principal escollo para la puesta a la venta de esta no es otro que el factor económco, pues aunque la solución se muestra realmente práctica, su coste de instalación además del de sus componentes es muy superior al del sistema tradicional de recarga por cable.
Firmas como Nissan, Volvo o Toyota aspiran a convertirse en pionera en el uso de esta tecnología. Todos estos fabricantes han mostrado con éxito diferentes módulos de recarga inalámbrica que permiten potencias de recarga similares a los sistemas tradicionales de recarga lenta por cable con potencias máximas de hasta 7,4 kW trabajando en tensiones de 230 y 240 voltios.
Fuera del ámbito de fabricantes automovilísticos, la firma norteamericana Evatran ya comercializa con éxito un sistema de recarga inalámbrica que permite su adaptación a los modelos Nissan Leaf y Chevrolet Volt. Una idea sumamente útil que busca la rapidez y sencillez a la hora de gestionar la recarga en el domicilio donde ésta siempre se hace en su formato más lento.
Recarga inalámbrica: muy pronto disponible en eléctricos e híbridos plug-in
En el periodo de 2016 a 2020 se espera que el grueso de los fabricantes implicados en la movilidad eléctrica ofrezcan una solución de recarga inalámbrica opcional para sus vehículos 100% eléctricos e híbridos enchufables, desplazando la recarga tradicional por cable a las necesidades de recarga rápida que están obligatoriamente ligadas a potencias de hasta 100 kW para restaurar el 80% de las baterías en periodos cercanos a los 30 minutos.
Sobra decir que la recarga inalámbrica añade además una solución global para la absurda batalla que se libra en estos momentos para estandarizar un único formato de recarga. La nula necesidad de emplear un socket de recarga u otro, Mennekes+CCS o SAE J1772+CHAdeMO, facilitaría mucho las cosas para todos aquellos clientes que barajan la opción de hacerse con un vehículo eléctrico o híbrido enchufable y se enfrenta ante el dilema de la obsolescencia prematura por culpa de la implantación de un formato de recarga en perjuicio de otro.
Con todo ello, la recarga inalámbrica todavía cuenta con un largo camino por recorrer para su expansión comercial. Sus ventajas como la exposición pública sin opción aparente de daños es su gran carta de presentación, aunque todavía tendrá que hacer frente a una mejora de su eficiencia que todavía ronda el 90% en circunstancias óptimas, su precio de venta/instalación y su seguridad en tanto que todavía no se ha establecido un criterio de valoración para medir el impacto de la radiación electromagnética emitida sobre la salud.
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