El que era un secreto a voces se ha hecho realidad atendiendo a los últimos movimientos realizados por Rolls-Royce y Bentley. Dos firmas cuya negativa al abandono de las mecánicas gasolina ha llevado a negar por activa y por pasiva el posible uso de motorizaciones diésel, pero que ahora encuentran en la hibridación una opción que no sólo no despierta recelos, sino que goza de absoluto beneplácito por parte de ambos fabricantes para su adopción a corto plazo.
Mientras Rolls-Royce se lo piensa muy seriamente para el desarrollo de un sistema híbrido o híbrido enchufable, Bentley ha dado un importante paso adelante en esta estrategia presentando el Salón del Automóvil de Beijing una variante híbrida enchufable basada en el Bentley Mulsanne, su máximo exponente en lujo y confort que ahora también lo será en el aspecto tecnológico.
¿Preocupadas por el consumo de sus modelos?
Es justo resaltar que Bentley está desarrollando una estrategia comercial más arriesgada que Rolls-Royce en lo que a downsizing y fórmulas de reducción de consumo se refiere. El objetivo no es otro que conseguir que sus modelos arrojen consumos homologados irrisorios para sus prestaciones y enfoque.
Un objetivo que se ha diseñado para extraer el máximo beneficio del actual ciclo de homologación NEDC donde la energía eléctrica consumida durante el funcionamiento 100% eléctrico es despreciada, permitiendo que el grueso de la prueba se realice con el motor térmico detenido consiguiendo así consumos inferiores a los 3 o 4 l/100 Km.
El último proyecto de Bentley permite que la tecnología híbrida enchufable sea capaz de ofrecer un aumento de la potencia del 25% y una reducción de emisiones de CO2 de hasta el 70%, permitiéndonos además circular hasta 50 kilómetros en modo totalmente eléctrico gracias a un sistema de recargar externa a través de conexión doméstica o Wallbox.
Híbridos a medida para beneficiarse de los fallos de la homologación NEDC
Curiosamente el desembarco del primer Bentley híbrido se producirá aprovechando otro nuevo hito en la marca, el estreno de su primer vehículo SUV en 2017. ¿Y qué hará mientras tanto Rolls-Royce? Pues aunque en Rolls se están tomando las cosas con más calma tras el desarrollo del prototipo eléctrico Rolls-Royce 102EX basado en la carrocería del Phantom, la idea de poner un SUV en el mercado ya no les desagrada tanto viendo el potencial de este producto, destacando de igual modo que la hibridación es un proyecto que les permite ver el futuro desde una posición mucho más cómoda a poco que la autonomía eléctrica alcance entre 30 y 50 Km.
Queda claro entonces que Bentley y Rolls-Royce, más allá de apostar por nuevas tecnologías de propulsión, buscan en la hibridación la fórmula secreta que les permita mantener vivas sus grandes mecánicas aunque sea combinándolas con propulsores eléctricos y baterías cuyos dueños puede que nunca se molesten en recargar habida cuenta de que el factor consumo no es un parámetro que preocupe demasiado a sus propietarios.
Fuente: Bentley | Rolls-Royce
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