No voy a contaros de nuevo para qué sirven los Airbumps. Pero sí recordaremos que el nuevo Citroën C4 Cactus ha estrenado una solución tan atípica como innovadora, una suerte de cámaras de aire que protegen la carrocería de roces y pequeños impactos, además de aportar una nota de color. Citroën nos cuenta que, cuando concibieron esta idea, pensaron en las defensas que cuelgan de los yates en el amarre para evitar rozar el casco con el hormigón del puerto y con otros yates.
Y ahora, para saciar nuestra curiosidad, Citroën nos ha contado también cómo desarrollaron esta solución tan creativa y cómo se fabrica y se ensambla en la carrocería. De esta forma podremos conocer mejor el funcionamiento de esta genialidad, de este escudo para defendernos de los carritos de la compra y de esos indeseables que al abrir la puerta no comprueban antes si rozarán la impoluta carrocería de nuestro coche. Merece la pena saberlo.
Seleccionando los materiales
Para que los Airbumps ejerciesen correctamente su funcionamiento, había que escoger un material idóneo, flexible y a la vez resistente, pero sobre todo apto para estar expuesto a la intemperie. Los técnicos de Citroën realizaron 30 formulaciones diferentes de poliuretano termoplástico (TPU), hasta que dieron con la receta perfecta, que además está reforzada con fibra de vidrio y es sencilla de teñir en el proceso.
Hay que tener en cuenta que su exposición exterior exige el uso de un material que no sufra la abrasión de las inclemencias del tiempo, no se degrade con la acción de los rayos del sol, ni pierda el color por las salpicaduras de grasas y aceite.
Citroën asegura que en los ensayos, sus Airbumps han pasado más de 50.000 horas en una cabina de luz para simular esas condiciones extremas, las de un Citroën C4 Cactus en verano, aparcado a pleno sol.
La absorción de impactos y sus cámaras de aire
La idea de los Airbumps se basa en un concepto similar al de aquellas zapatillas deportivas con cámara de aire tan populares en los años noventa. Bajo la superficie plástica, existen unos alveolos, unas burbujas de aire, exactamente 15 en los Airbumps laterales, que retienen aire en su interior para absorber el impacto sin que se dañe la carrocería y recupere su forma habitual tras el choque.
En su desarrollo, Citroën realizó 3.000 piezas en fase de prototipo y realizó pruebas de impacto con un carrito de la compra cargado con 40 kilogramos de lastre y lanzado a 4 km/h. Entre otras pruebas, se realizaron colisiones contra bolardos y contra la puerta abierta de otro coche.
Reduciendo su influjo en la aerodinámica del vehículo
La industria del automóvil está cada vez más concienciada con el trabajo aerodinámico que exige un coche, por eso estamos asistiendo a la reducción del tamaño de los retrovisores y a la simplificación y suavizado de cualquier elemento que sobresalga de la carrocería. La aerodinámica no solo es importante por su influencia en la dinámica y la eficiencia de un coche, sino también para evitar que se generen ruidos indeseables que molesten a los ocupantes.
Citroën llegó a la conclusión de que sus burbujas, con 20 milímetros de profundidad, no afectan a la rumorosidad aerodinámica del coche.
Los Airbumps van grapados a la carrocería metálica mediante uniones realizadas por un robot.
Aunque el estreno de los Airbumps no se haya producido hasta 2014, con el inicio de la producción en serie de la primera pieza a finales del año pasado, Citroën comenzó a desarrollar este sistema, tan sencillo y a la vez efectivo, en 2007. Desde entonces, cincuenta personas han formado parte de un proyecto que adjudicaría su producción a una empresa alemana – Rehau – que se encarga de fabricarlo en su planta de Tarragona.
Fuente: Citroën
En Tecmovia: Airbumps de Citroën, cámaras de aire antiroces e impactos ¿Y por qué no fabricarlos?