Sobra decir que el coche autónomo ya no es esa utopía de hace unos años. Su evolución ha llegado hasta tal punto, que la propuesta de Cruise RP-1 se antoja como la primera de muchas. Si estabas pensando en otorgar funciones de conducción autónoma a tu coche, lo que ofrece Cruise RP-1 puede interesarte, y es que su tecnología instalable en «cualquier» coche no autónomo promete ofrecer un auténtico piloto automático para vías rápidas.
Grandes limitaciones, pero un futuro prometedor
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La empresa Cruise se aleja de la venta de coches autónomos o la tecnología en sí misma. Su negocio está en la reconversión de vehículos tradicionales, medianamente modernos, en coches semiautónomos capaces de circular a través de vías rápidas sin necesidad de acción por parte del conductor. Pulsar un botón, y el coche se encargará de circular por esa autovía con la posibilidad de mantener velocidad, acelerar, controlar dirección e incluso realizar una detención completa.
Cruise se fundó con la idea de ofrecer la tecnología de conducción autónoma a todos aquellos compradores que quieren acceder a ella. Por ello, la idea de reconversión se antoja como interesante en un momento donde el coche 100% autónomo es una realidad, pero su aplicación a gran escala se antoja mucho más que difícil.
Las limitaciones del sistema Cruise RP-1 son altas, pues para empezar tan sólo podrá instalarse en los Audi A4 y Audi S4 que han servido para desarrollar el sistema. Las expectativas de aumentar el abanico de modelos son altas, pero desde Cruise no se ofrece información de cuándo se aumentará el rango de modelos, ni de qué marcas podrán acoger la adaptación.
Por otro lado nos encontramos con un precio alto, 10.000 dólares, algo que sin duda hace pensarse dos veces el interés de instalar un piloto automático para autovías y autopistas, que en definitiva es lo que este sistema.
Aún así, lo que propone el sistema Cruise RP-1 seguro que sólo es el comienzo de un nuevo mercado. Firmas como Audi o Mercedes hablan sin tapujos de asistentes para atascos, asistentes que se basan en funciones de conducción semiautónoma exclusivas de coches que rondan los 100.000 €. Una vez se reduzca el precio de la tecnología y se consiga aumentar sus posibilidades en adaptación, esta opción aftermarket podría gozar de éxito, siempre y cuando la ley ampare su instalación y su uso, claro está.
Fuente: Techcrunch
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