Los sucesivos episodios de contaminación que vive Francia, y concretamente ciudades como París, han puesto en marcha un ambicioso plan de medidas que pretende erradicar del tráfico los vehículos movidos por motores diésel. Entre algunas medidas que hablan de restricción del tráfico o aumento de impuestos, Francia ha lanzado un plan de incentivos de compra de vehículos eléctricos con hasta 10.000 € si entregas un coche diésel. El objetivo de esta medida no es otro que eliminar aquellos coches diésel antiguos que no instalan filtro antipartículas o similares medidas antipolución.
Esta medida ha sido contundemente aplaudida por las fabricantes volcados en la movilidad eléctrica, y es que con 10.000 € de ahorro sobre la tarifa del vehículo eléctrico, encontramos que modelos como el Renault ZOE arrancará en 12.400 € y el Nissan Leaf verá su tarifa rebajada hasta los 14.390 €. En ambos casos habría que hacer cálculos obligados con respecto al alquiler de las baterías, pero no se puede negar que la rebaja de precio presentada por el gobierno francés hace más atractiva la idea de pasarse a un eléctrico.
El gran interrogante para mantener esta medida en el tiempo está en cómo Francia conseguirá hacer sostenible la idea económicamente hablando. La respuesta está en la revisión de los impuestos aplicados al gasóleo, combustible que hasta la fecha se ha visto agraciado con una presión fiscal inferior a la que sufre la gasolina, promoviendo su uso mayoritario en la práctica totalidad de sectores relacionados con el transporte.
Tras diversos episodios de alerta por contaminación en la ciudad de París, el alcalde de la capital francesa ha presentado un plan de actuación para erradicar los vehículos diésel de aquí a 2020. La medida, que cuenta con no pocos detractores, comenzará con la restricción del tráfico por zonas, atacando directamente a los vehículos más antiguos en circulación. Un motor (diésel), que hasta la fecha había sido la panacea de la reducción de emisiones de CO2, ahora se ha convertido en el enemigo público número uno, y el coste de ese cambio tendrá que salir de forma íntegra del bolsillo del consumidor.
Sin abandonar París, iniciativas de car sharing como Autolib han puesto sobre la mesa fórmulas sumamente interesantes para cambiar la forma en que nos movemos. La movilidad eléctrica es una parte fundamental del cambio, y no queda tanto tiempo para que países como España sigan los pasos de Francia y actúen de forma drástica para atacar el problema de la contaminación generada por el transporte.
Fuente: AutomotiveNews
En Diariomotor: Así es como Francia pretende acabar con el diésel (y a lo que nos podríamos enfrentar en España muy pronto)