Cada vez es más común escuchar por parte de los fabricantes de coches que los gadgets como smartphones y smartwatches son capaces de comunicarse con nuestro coche para abrir y cerrar sus puertas, entre un extenso número de aplicaciones más. Con esta idea, los fabricantes pretenden sustituir las clásicas llaves y los más modernos mandos por un dispositivo que resulta imprescindible en nuestro día, permitiendo además gozar de un acceso remoto a información y configuración de nuestro coche.
La idea de coche conectado abarca un gran número de aplicaciones en tanto a la relación entre hombre y máquina, esto quiere decir que a día de hoy el número de posibles usos es casi infinito. Las últimas en presentar sus aplicaciones para el acceso remoto han sido BMW y Porsche, quienes han desarrollado aplicaciones específicas para dispositivos iOS y Android de cara a aprovechar el auge de gadgets como Apple Watch o Android Wear.
Del mismo modo, el resto de fabricantes también han mostrado su interés en potenciar es tipo de soluciones, estableciendo importantes contratos y acuerdos de colaboración. Recientemente era Citroën quien anunciaba un acuerdo estratégico con IBM para potenciar el concepto de vehículo conectado en sus modelos, algo que buscará ofrecer funciones remotas desde cualquier dispositivo conectado a internet.
Aunque detrás de este vertiginoso crecimiento existen ventajas muy importantes en tanto al confort y a la mejora en tanto a la información, existe un factor de riesgo muy alto, pues a día de hoy todavía no se ha establecido un marco regulador que evite el uso malintencionado de estos servicios ampliados. BMW ya ha sufrido su primer gran contratiempo detectando un agujero de seguridad en su entorno ConnectedDrive, y todo apunta a que este tipo de situaciones se repetirán conforme el mercado crezca.
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