¿Te has familiarizado ya con el concepto de coche conectado? Si no es así, deberías, pues en la actualidad es uno de los términos que mejor describen el futuro próximo del automóvil como sistema de transporte. Tras las diversas iniciativas impulsadas por los fabricantes para establecer una red de redes que conecte a vehículos e infraestructuras, se esconde uno de los proyectos con mayor potencial para alcanzar el ambicioso objetivo de cero accidentes. No hablamos de un proyecto sencillo, pero sin duda estamos ante el primer paso para eliminar cualquier accidente, antes incluso que identifiquemos un posible riesgo.
La mejor forma de entender al vehículo conectado es pensar que todos sus propósitos pretenden alcanzar cierto grado de predicción durante la conducción. Esta idea, aunque pueda chocar en un primer momento, no pretende otra cosa que evaluar nuestras acciones y las de nuestro entorno para identificar conflictos.
Todas las situaciones de riesgo serán analizadas en tiempo real para proceder a actuar en consecuencia, comunicando al conductor y a los sistemas de seguridad que medidas tomar para evitar que se produzca ese hipotético accidente.
Hablando de predicción y comunicación entre vehículos e infraestructuras, es fácil descubrir como todo cuanto tiene que ver con el vehículo conectado nos lleva hacia cierta automatización de la conducción. Aunque la conducción autónoma todavía necesitará de varios años para ser una solución real, su progresiva implantación logrará reducir los accidentes gracias a la introducción de asistencias cada vez más capaces en tanto a capacidad de análisis y tiempo de respuesta.
El primer gran paso en tanto al establecimiento de un sistema de comunicación colectiva, será el de instaurar un único protocolo de comunicación. En la actualidad existen diferentes iniciativas: Car2Car, V2V, CarToX… diferentes lenguajes que persiguen un mismo objetivo, pero que están siendo desarrollados a través de proyectos independientes.
Por el momento es difícil adivinar un momento donde este sistema será un estándar en los vehículos de nueva fabricación, pero con el imparable crecimiento de los sistemas de asistencia a la conducción y la expansión de los servicios de internet en el automóvil, este paso no tardará demasiado tiempo en establecerse.
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