El ambicioso proyecto de Tesla para impulsar una red de estaciones de intercambio de baterías se está convirtiendo en el primer gran fracaso de la marca. Con la infraestructura de recarga rápida conocida como supercargadores a pleno rendimiento, Tesla asegura estar planteándose muy seriamente el futuro de sus estaciones para el intercambio de baterías. El costoso programa de estaciones para que los usuarios del Tesla Model S puedan cambiar sus baterías apenas tiene usuarios, algo que se explica con en el hecho de que la red de supercargadores es suficiente soporte para que los clientes de Tesla puedan cubrir sus exigencias en cuanto a autonomía.
El primer gran proyecto de Tesla tras el lanzamiento del Tesla Model S, fue la promesa de crear una red de supercargadores con potencias de hasta 135 kW que permite eliminar para siempre los problemas que supone la escasez de puntos de recarga y los dilatados tiempos para reponer la energía de las baterías. Este proyecto comenzó en EE.UU. y en la actualidad crece de forma imparable para abastecer a los clientes de la marca y convertirse en uno de los puntos fuertes del fabricante.
Pero al mismo tiempo que Tesla expandía su red de supercargadores, también se ideó una solución aún más rápida y eficaz para reponer en tiempo récord los hasta 485 kilómetros de autonomía que puede alcanzar el Tesla Model S. El intercambio de baterías nacía como la solución definitiva para rivalizar con los vehículos convencionales, pues el proceso de sustituir una batería agotada por una batería completamente cargada apenas tardaba lo mismo que repostar un tanque completo de combustible.
Con las primeras estaciones de intercambio de baterías en funcionamiento, Tesla procedió a comunicar que la sustitución de baterías tendría un coste similar a repostar un tanque completo de combustible, aunque eso sí, permitiría restaurar toda la autonomía del coche en apenas 90 segundos. Pasado el tiempo, las estaciones de intercambio de baterías cuenta con muy pocos usuarios, demostrando que las necesidades de los clientes de Tesla están sobradamente cubiertas con los sistemas de recarga domésticos y los supercargadores.
A todo esto hay que sumar que la viabilidad de las estaciones de intercambio de baterías nunca ha gozado de demasiadas esperanzas, y es que el elevado coste de estas instalaciones, unido al escaso público que hace uso de las mismas, provocará su cierre más temprano que tarde.
Fuente: Tesla
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