Deportes de altísimo riesgo, como lanzarte sin paracaidas de un puente, o conducir sobre mojado en Nürburgring. Buscar los límites a un coche en circuito, más allá de la seguridad del tráfico cerrado, siempre entraña sus riesgos. Cuando se trata de un circuito tan complejo, y con tramos tan delicados, como Nürburgring, el peligro es aún mayor. Si para más inri, el circuito está cubierto de un manto líquido, y pilotamos un Audi R8, lo mejor es encomendarse a todos los santos.
Eso fue lo que se encontró este conductor de un Audi R8. Pero la pregunta del millón es la siguiente. ¿Salvó la situación por suerte, o lo consiguió gracias a sus buenas manos? Nótese el toque de freno que precede a la primera pérdida de control, y el segundo toque de freno que hace que el coche se gire por completo.
¿Qué hubierais hecho en esta situación?