Algunos se merecen el premio al padre del año. Es el caso de este conductor de un Mercury Grand Marquis, preparado para burnouts. En un evento estadounidense bastante redneck, inicia un burnout que termina en un incendio de todo su tren trasero, posiblemente debido a alguna fuga de combustible. Pronto se extiende a toda la zaga, y es extinguido por los comisarios. Algunos pensarían que es impresionante, pero es imprudente, ilógico y especialmente peligroso si tus hijos están sentados en el asiento trasero.
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Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...
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