El sacrilegio definitivo. Un precioso Chevrolet Corvette C3 clásico, convertido al lado oscuro. Lo del lado oscuro es literal, porque en vez de su motor V8 big-block de gasolina, en sus entrañas habita un turbodiésel Cummins de seis cilindros en línea y 5,9 litros de cubicaje, convenientemente sobrealimentado. Con todo, está claro que hay margen de potenciación, porque un cuarto de milla en 12 segundos no es una cifra excepcional. Lo que sí es excepcional es la humareda que deja tras de sí esta máquina.
Si Torquemada levantara la cabeza…