El mundo de los coches de radiocontrol es muy variado. Esta disciplina busca la máxima velocidad, con coches que no son más que un pequeño motor de gasolina – con un desarrollo extremadamente largo – y una carrocería extremadamente aerodinámica. Tras ser propulsados manualmente mediante un hilo, comienzan a dar vueltas en un oval metálico, alcanzando velocidades de infarto. ¿No me creéis? Mirad como este coche alcanza una velocidad punta de 329 km/h, mientras su motor de dos tiempos humea girando más allá de las 20.000 rpm. ¡Impresionante!
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Aunque es técnico en comercio internacional de formación, los coches han sido su pasión (incluso obsesión) desde que apenas levantaba un metro del suelo y sus padres le regalaron un Ferrari rojo a pedales. Su afición se ha profesionalizado en Diariomotor, donde está presente desde 2008. Seguir leyendo...
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