El Tesla Model S es el sedán eléctrico por excelencia. Con una potencia de 421 CV en su versión P85D, cabría pensar que es un coche sencillo de hacer derrapar. Tiene tracción trasera, un par instantáneo de 600 Nm… pero no hay manera. Tesla ha instalado un control de tracción que impide sostener derrapes como los necesarios para el drifting. Ello no ha impedido a algunos japoneses encontrar el fusible del control de tracción, sacarlo – también controla la dirección asistida – y ponerse a quemar rueda como locos. Y en silencio.
Resulta como poco curioso sólo escuchar sonido de ruedas y no un motor rugiendo al mismo tiempo.